El vórtice polar es un sistema de circulación ciclónica de gran escala centrado en el polo Sur y delimitado por una corriente en chorro en su frontera que actúa como barrera al transporte de partículas, inhibiendo el intercambio de aire entre su interior y su exterior. Actualmente se estima que este aislamiento incide en las condiciones de formación del agujero de ozono antártico, por lo que la importancia de este fenómeno y de otros similares los convierte en objeto de análisis para el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que cuenta con el apoyo del Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA) para sus estudios.
Dispersión de partículas
"La dispersión, el transporte, la mezcla de partículas en fluidos es un fenómeno con importantes aplicaciones. Su optimización o inhibición interesa en ámbitos tan dispares como la microfluídica, las ciencias oceánicas o las atmosféricas", explica la doctora Ana María Mancho Sánchez, del ICMAT, quien pone un ejemplo muy concreto de la importancia de investigar estos fenómenos: "las cenizas vertidas a la atmósfera por el volcán islandés Eyjafjalla se dispersaron por la atmósfera, y al hacerlo paralizaron el espacio aéreo europeo durante varios días en 2010. Encontrar patrones de orden en el aparente desorden de la dispersión de estas partículas fue y sigue siendo un reto, pues una mayor precisión en las predicciones hubiera ahorrado muchos millones de euros a las compañías áereas".
Los trabajos realizados empleando la capacidad del superordenador 'Finis Terrae' del CESGA por la doctora Ana María Mancho y sus colaboradores Álvaro de la Cámara, Jezabel Curbelo y Carolina Mendoza abordan este tipo de problemas en varios contextos oceánicos y atmosféricos, para lo que han desarrollado nuevas herramientas. En particular sus estudios con Álvaro de la Cámara e investigadores de otros centros se han centrado "en la estratosfera del Hemisferio Sur". En ella, recuerda la doctora Mancho, "se encuentra el vórtice polar".