La Solemne Concelebración EucarÃstica comenzó a las 12 de la mañana y estuvo presidida, en esta ocasión, por el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Julián Barrio Barrio, por corresponder presentar la "Ofrenda" al ayuntamiento de Santiago. El Delegado Oferente fue el alcalde de esta ciudad, José Sánchez Bugallo.
Estuvieron presentes el Obispo de Tui-Vigo, Mons. José Diéguez Reboredo, el Obispo de Ourense, Mons. Luis Quinteiro Fiuza, el Obispo de Mondoñedo Ferrol, Mons. Manuel Sánchez Monge y el Obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco Rouco; asà como el Pior de Samos, José Luis Vélez, y el resto de autoridades eclesiásticas y civiles. Fueron, también, muchos fieles los que participaron en esta celebración y la posterior procesión. El Orfeón Lucense, coro titular de la Catedral de Lugo y dirigido por Nemesio Gutiérrez, se ocupó de la parte musical.
Durante la EucaristÃa, en el momento de la ofrenda ante el altar, el Delegado Oferente, D. José Sánchez Bugallo, hizo referencia a los estrechos vÃnculos entre las ciudades de Lugo y Santiago, ambas milenarias que comparten ruta sagrada y profana, y que forman parte del patrimonio de la humanidad. Manifestó su esperanza de verlas unidas por la autovÃa. Pidió también que los encargados de la responsabilidad de administrar el gobierno puedan responder a las necesidades y aspiraciones del pueblo gallego. Denunció la lacra del terrorismo que seguimos sufriendo en nuestro paÃs y las situaciones de miseria y guerra en la que viven inmersos muchos pueblos del mundo. Habló de la necesidad
de afrontar retos como la erradicación del racismo, el machismo, la indiferencia y el desprecio al sufrimiento ajeno. Y terminó pidiendo "una sociedad mejor, y una Galicia más unida y próspera".
Por su parte, el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Julián Barrio, contestando a la ofrenda, manifestó la importancia que tiene la EucaristÃa "parte de las raÃces de nuestra comunidad y de nuestra vida". Hizo referencia a la EucaristÃa como fundamento de la acción caritativa: "Non podemos separar a comuñón con Cristo da caridade cos homes. Sen vitalidade eucarÃstica constante non pode haber senón apariencias ou
convencionalismos de vida cristiá e quen participa na EucaristÃa está chamado a irradiar o amor de Cristo na Igrexa e na sociedade". En su homilÃa, Mons. Julián Barrio insistió en la EucaristÃa como sentido de la propia existencia humana: "...é o sacramento do Deus que non nos deixa sos no camiño, senón que se pon ó noso carón e nos indica a dirección. De feito, ¡non é suficiente avanzar, é necesario ver cara onde se vai! Non basta o "progreso", se non hai criterios de referencia."; habló, Mons. Barrio, de la necesidad de cultivar la dimensión trascendente de la vida "... ha estar presente na formación da conciencia e non debe quedar certamente excluida da tarefa educativa verdadeiramente integral que ha referirse tamén á verdade do ser humano coma norma e horizonte de vida"; e interpeló a los cristianos a "asumir a responsabilidade de construÃr un mundo novo a través da civilización do amor que nos esixe austeridade e xenerosidade, sentido da xustiza e conciencia solidaria a favor dos que sofren. A forza da historia atópase sempre no home que ama e sirve"
Al final de la EucaristÃa, el Obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco Rouco, impartió la Bendición Papal. Y a continuación se inició la procesión a la que asistieron todos los participantes en la ceremonia.
FotografÃas: Carlos RodrÃguez Arias