Gracias por haber generado confianza. Estas palabras con las que un paciente se despedía de los profesionales sanitarios que le habíamos atendido durante su hospitalización me han hecho pensar sobre la importancia de la confianza y la esperanza en el contexto de la atención sanitaria. Por motivos no solo profesionales sino personales he reflexionado y leído mucho este año 2025 sobre la esperanza en el contexto sanitario, pensamientos y lecturas que además se producen en el Jubileo o año santo de la Iglesia católica que el Papa Francisco convocó bajo el lema "Peregrinos de la Esperanza". Les traigo aquí un resumen de lo reflexionado a partir de mi experiencia profesional enriquecido por las lecturas realizadas.
Incluso cuando los pacientes padecen afecciones crónicas y progresivas, los profesionales podemos ayudarles a buscar algo positivo en su futuro, variando el enfoque "esperanzador" en función de las perspectivas o de las situaciones personales de cada paciente. Este enfoque puede abarcar desde un alivio de síntomas y mejora de calidad de vida a una reducción del sufrimiento con una posibilidad real de ayudar al paciente a encontrar nuevos significados y sentido a sus perspectivas vitales actuales. La noción de esperanza abarca tanto la creencia de que lo temido puede evitarse como que lo deseado puede ocurrir. En estos largos procesos las esperanzas de los pacientes y sus médicos pueden cambiar con el tiempo.
Recomiendo a los interesados en el tema la lectura de un breve artículo "La esperanza en el encuentro clínico", de James Li, médico de la Clínica Mayo, traducido en la web DocTutor (
https://www.doctutor.es/2025/03/22/la-esperanza-en-el-encuentro-clinico/). En él se puede leer: "La esperanza es intrínseca a la interacción clínica. Abraza el futuro, incluso la muerte. Permite sobrellevar el dolor y el sufrimiento en el presente. Reinterpreta el pasado y redirige la historia del paciente hacia un final alternativo. La esperanza es inseparable de la confianza y su capacidad para transformar y trascender depende en gran medida de la confianza y la fe que el paciente deposita en su médico. La esperanza se crea gracias a dos historias: Así como el paciente le cuenta una historia al médico, el médico puede contarle otra al paciente. Mientras que la historia del paciente trata principalmente del pasado, la del médico trata principalmente del futuro. Atendiendo a las historias de los pacientes, la mayoría de los médicos se forman una imagen de lo que podría depararle el futuro al paciente. El reto es comunicar esta visión y ayudar al paciente a ver nuevas posibilidades. Al transformar la desesperanza en esperanza, el médico puede transformar el caos en paz".
He vivido en mi experiencia profesional, desgraciadamente entremezclada este año con la experiencia de enfermedad familiar grave, cómo la esperanza en la asistencia consiste en identificar, y ayudar a identificar a los pacientes, metas accesibles adaptadas a los objetivos vitales de las personas. El verdadero principio de beneficencia sanitario, no paternalista, consiste en eso, en intentar conocer los objetivos de las personas atendidas para buscar aquellos recursos de que disponemos para ayudarles a llevarlos a cabo, aún dentro de las limitaciones generadas por su enfermedad. Y así vemos vinculada la esperanza a la verdadera compasión que no se limita a reconocer el sufrimiento, sino que incluye moverse para procurar aliviarlo. Y sin olvidar que la falsa esperanza altera la confianza.
Los pacientes desean la tranquilidad de saber que todo va de la mejor manera posible, dadas las circunstancias. Esto implica saber que su médico ha escuchado lo que es importante para ellos, está comprometido con su proceso y puede ayudarles a identificar cual es el mejor camino a seguir. En esencia, desean tener confianza en que sus probabilidades de éxito se han maximizado.
No olvido, sin embargo, como resaltan también estas lecturas, que la relación médico-paciente es solo una fuente de esperanza. Hay otras muchas fuentes fuera de esta relación, como los amigos, la familia y la vivencia espiritual, con o sin fe religiosa. La verdadera esperanza de vida de un paciente y el significado de la vida (y de la muerte) residen fuera del encuentro médico, pero pueden estar muy marcados por la relación establecida en el ámbito sanitario o, mejor dicho, en el contexto de las enfermedades crónicas, en el contexto sociosanitario.
Y hablando de esperanza no puedo dejar de seguir recordando el drama provocado en Gaza, insistiendo en lo recogido en artículos previos. Parte de la esperanza de la población palestina está en que no los olvidemos y sigamos como sociedad civil manteniendo medidas de concienciación, denuncia y presión sobre los que tienen poder de decidir. (
https://www.galiciadigital.com/opinion/opinion.37815.php).
Juan Antonio Garrido, médico internista y especialista en bioética.