- Desde el despacho coruñés Pintos & Salgado analizan la reciente normativa de la Xunta de Galicia que regula el uso de teléfonos móviles en centros escolares, publicada oficialmente este 2024, y salientan que prohibirlos podría implicar un empleo "clandestino y tóxico" de la tecnología en colegios e institutos.
- Víctor Salgado, abogado especialista en derecho digital: "el protocolo de la Xunta es contradictorio. Por un lado, nos dice que tiene como objetivo educar en el uso responsable de la tecnología, pero por otro, 'educa' prohibiendo. Debemos acompañar a los menores en su aprendizaje, no demonizar la tecnología".
En un mundo donde la tecnología digital se ha convertido en uno de los ítems centrales en nuestra vida diaria, cobra especial relevancia analizar cómo los menores aprenden progresivamente a utilizar sus dispositivos móviles para interaccionar entre sí, involucrarse en la sociedad y desarrollar su identidad virtual.
Precisamente por su importancia, el bufete de abogados Pintos & Salgado ha analizado esta semana una de las últimas novedades legislativas de Galicia en materia de

menores y tecnología: la Orden del 4 de enero de 2024 de la Xunta que establece un protocolo de actuación en los centros educativos y que prohíbe expresamente el uso de teléfonos móviles en todo el horario escolar, lectivo y no lectivo.
Sobre él se ha pronunciado Víctor Salgado, abogado especialista en derecho digital del bufete: "en realidad, esta nueva normativa amplía el Decreto 8/2015 de la Xunta, que ya prohibía el uso de telefonía móvil en colegios e institutos, pero no especificaba nada de los períodos considerados no lectivos, como el comedor, el patio, las salidas y entradas... Ahí es donde ataca esta nueva norma, regulándolo también".
La normativa en vigor desde este 2024 recoge algunas excepciones, como que se pueda utilizar el móvil bajo supervisión del equipo docente y por una actividad académica, o por cuestiones de salud, si el menor precisa de algún control. Pero en última instancia lo que hace el protocolo de la Xunta es plantear una contradicción compleja, bajo la perspectiva de Víctor Salgado.
"La norma nos habla de educar a los menores en el uso de la tecnología, pero lo hace prohibiéndola. Y prohibir algo implica, en la mayor parte de las veces, que su empleo sea clandestino, soterrado, utilizando en este caso los móviles a escondidas", expone. Para Salgado, "la clave está en acompañar a los menores en el uso de la tecnología, acompañar con límites, pero sin demonizar las herramientas digitales. Lo fácil es prohibir; lo difícil es educar y acompañar".
Los centros educativos, espacios de alfabetización digital
Para Pintos & Salgado, existen dos lugares que son fundamentales para que todo menor aprenda progresivamente a utilizar de manera sana la tecnología, dos espacios que construyen un proceso de "alfabetización digital": los hogares familiares y las escuelas.
"Como padres, docentes y también profesionales tenemos el deber de educar en el uso respetuoso de la tecnología, pero flaco favor nos hacemos como sociedad si eliminamos uno de los entornos donde se debiera ofrecer un aprendizaje de calidad en materia de cultura digital. Es como si le estuviésemos quitando una de las dos patas al proceso de aprendizaje, haciendo que todo el peso recaiga en esos padres y madres que quizá no tengan todos los recursos a su alcance para un buen acompañamiento", continúa Salgado.
Para el abogado especialista en derecho digital, prohibir el uso del teléfono móvil en centros educativos supone deconstruir los institutos y escuelas como espacios para educar en el buen uso de herramientas tecnológicas. "Podríamos estar generando, en vez de nativos digitales, huérfanos digitales", expone.
"Al final, en Internet lo que encontramos son relaciones sociales como en la vida analógica, con su parte positiva y negativa, y tanto padres como docentes podemos interesarnos por lo que hacen las nuevas generaciones en la red para darles después orientación, consejos, en base a nuestra experiencia vital y profesional. No solo se trata de enseñar cómo funciona una app, tampoco de prohibir o demonizar lo tecnológico, sino de dar pautas de responsabilidad, derechos y valores", concluye Salgado.