Dios y Angrois
Bermúdez de Castro Olavide, Ignacio - viernes, 06 de septiembre de 2013
Legiones de católicos se preguntan como es posible que un Dios omnipotente y omnibenevolente haya permitido la tragedia de Angrois. La iglesia encuentra respuesta a ello en el concepto de teodicea, concretamente en la agustiniana, designada para responder al problema del mal.
Sostiene que Dios es perfectamente bueno, y que no es responsable del sufrimiento, ya que su aparición en escena se debería al erroneo uso del libre albedrío por los humanos. Que Agustín de Hipona desarrollará esta tesis en el siglo IV hasta me parece ocurrente, pero como argumento para los tiempos que vivimos no me sirve. Es mucho más realista y convincente la explicación laica.
El descarrilamiento, y consiguiente muerte de 79 personas, muchas de ellas niños, se produjo por la negligencia del conductor del tren, y como ya reconoce el conselleiro del ramo, también por otras muchas causas. Esta es la triste y cruel realidad. La teodicea como disculpa de la aparición del mal, a pesar de la existencia de Dios, siempre me resultó una tesis curiosa.
El problema es que ya hace muchos años que me negué a participar en una eucaristía en donde te obligan a comulgar con ruedas de molino. Por muy mal que hubiesen hecho uso del libre albedrío los humanos, ¿qué dios hubiese permitido tanto dolor?

Bermúdez de Castro Olavide, Ignacio
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