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¿Sabes el efecto que causas en mi?

martes, 20 de agosto de 2013
Distingue si lo que sientes es: un “encoñamiento”, capricho, obsesión o estás enamorado.

Si alguien te atrapa y en tu mente convive, puedes estar casi, a su completo servicio. Si provoca que fabriques sueños sin tener que dormir, convirtiéndote en el director de una película protagonizada por ambos y aunque no estéis juntos físicamente, lo haces aparecer en cada rostro con el que te cruzas, viviendo así un estado de agitación constante, ¡podrás ser como un mago lleno de ilusión!. Si vibras en resonancia y armonizas tu cuerpo haciendo que suene como una melodía celestial los suspiros que salen de ti, ¡saldrá el músico que llevas dentro!.

Además si se te altera la noción temporal sin saber en qué día vives, y si tus sentimientos alimentan tu cuerpo sin poder probar bocado a otra cosa, crecerá algo tan especial dentro de ti que favorecerá que te creas ser lo que quieras dándote mucho poder pero ¿cómo le llamas a eso que sientes?

Encoñamiento

Estado de “apegamiento-físico” con una única intención: obtener favores sexuales y aparearse sin procrear. Es fulminante, y la finalidad es engancharse totalmente al amante. Crees que posee un templo sexual que habita entre sus piernas, de forma cóncavo (si es mujer, en la vagina) o convexo (si es macho, el falo), para sobrevivir necesitarás acudir con regularidad extrema a ese lugar sagrado (grandes dosis de sexo). El placer se convertirá en “cuasi-vicio” no queriendo abandonar jamás el catre donde te apetecerá estar a todas horas.

Se cree que hay sentimientos profundos pero estos se quedan a las puertas del corazón. Si no hay sexo, ¡hay cabreo!, puedes sentirte “encoñado” tantas veces como estés con tantas personas que cubran tus necesidades sexuales más básicas, cuando todo se acaba identificas con claridad la simpleza de la relación, se puede incluso sufrir mucho pero es solo “humo” que desaparece con el tiempo.

Un capricho

Cuando se te mete entre ceja y ceja conseguir a alguien, cuando se satisface esa curiosidad, desaparece la necesidad. Pone a prueba la arrogancia y solo sirve cubrir el ego más material. Atracción externa donde se valoran cosas que se creen ver perfectas, pasando por alto los defectos peores, al descubrirlos, se zanja por completo la relación. Las discusiones se “resuelven” en la cama. Se puede uno encaprichar de varias personas a la vez y todo ser pura fantasía de breve intensidad que tanto sube como baja.

Obsesión

Es un capricho llevado al extremo de la locura donde el objetivo es: dominar y controlar. Si persigues al sujeto en cuestión, apareces en cualquier sitio para cogerlo infraganti, sientes celos por cualquier bicho viviente que se acerque a él, peleas con pasión extrema sin ningún motivo y crees que eso es “querer”, no puedes respetar su espacio o intimidad o no eres capaz de salir sin él y amenazas con hacerte daño si te deja, es algo compulsivo convertido en una terrible pesadilla de la que es difícil de despertar pero no es amor.

Enamoramiento

Difícil de explicar porque no es sencillo de sentir, es el destino quien te pone al candidato delante y las confluencias del universo escogen por ti. Es cuando las neuronas se transforman en opiáceos naturales, y se “colocan” de tal manera que llenan tu vida de emociones “primas hermanas del amor”. Las pretensiones van más allá de lo erótico-festivo, apunta directamente al reino del corazón, se disfruta por igual de su compañía, ternura y todo lo que tenga que ver con ese ser. Las feromonas gracias al olfato escogen al ser adecuado que al resultar compatible con tu biología, “fliparás-totalmente”, lo que emane de sus axilas, labios, pezones o ingles, será el elixir que te atrape y deje K.O. Como objetivo le harás la vida más fácil, ¡te sentirás más vivo, guapo y joven que nunca!. Solo se puede sentir por una persona por vez, dándose muy pocas veces en la vida, tal vez solo una, si lo sientes así ¡disfrútalo porque eres afortunado!.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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