En desacuerdo con...

Querido y muy admirado hermano FRANCISCO -cuando venía en el avión a la vuelta de Brasil-en la entrevista que le hicieron los periodistas-que estaban admirados de su sencillez y bondad, Usted dijo " A mi me gusta cuando una persona me dice:" YO NO ESTOY DE ACUERDO"- Pues bien, con todo respecto y confianza le manifiesto mi desacuerdo con el tema del sacerdocio de la mujer.

No deseo que la mujer sea "más importante que los obispos y los curas en la iglesia"como Usted afirma.No. reinvindico sencillamente la igualdad efectiva de todos los miembros de la Iglesia a la hora de asumir servicios y responsabilidades eclesiales.-( y pido que ningún obispo me excomulgue por hablar de esto ya que Juan Pablo II cerró el tema-como si fuera un Dogma)-no estoy de acuerdo con el celibato obligatorio.(tengo compañeros que se casaron y tienen una gran vocación y en cambio se les permitió a los pastores anglicanos pasar a católicos y casados)-no estoy de acuerdo con un Estado Vaticano y con embajadores y con guardía,no estoy de acuerdo-como Usted dijó que los Obispos no huelan a oveja y si a palacios y reverencia-No estoy de acuerdo-y Usted escogió el nombre Francisco-a una Iglesia de Privilegios sino una Iglesia de y para los pobres-no estoy de acuerdo con obispos que insultan a los homosexuales y no los respetan como una manifestación sexual como Usted los respetó al hablar de la homosexualidad-no estoy de acuerdo con la pastoral que muchos practican hacía los divorciados-etc

Algunos recuerdan la figura de Juan XXIII, sienten que la Iglesia comienza a salir de la desolación de años pasados, en los que la barca de la Iglesia parecía zozobrar por las turbulencias huracanadas de fuera pero también por las resquebrajaduras internas.

Sin duda es todavía muy pronto para valorar la futura línea pastoral del nuevo Papa Francisco, hay que esperar y mantener la esperanza, pero el súbito y radical cambio de la atmósfera eclesial que se ha producido en muy poco tiempo son un signo no solo positivo y alentador sino también un signo claro del profundo deseo de cambios significativos que se respiraba en la Iglesia.

Pero ¿no será esta tarea excesiva para un solo hombre, por más inteligente, capaz, enérgico y evangélico que éste sea? ¿No será una misión imposible?

PERMITAME LLAMARLE PADRE-porque así le siento con alegria e ilusión que un hijo pone ante la presencia de su padre que lo quiere y lo ama. GRACIAS, PADRE FRANCISCO.