Anda el lobo
Castro Liz, Ana - miércoles, 24 de julio de 2013
El hábitat para ligar en lugares públicos facilita que las especies puedan pernoctar juntas
Estamos en época de fiestas; en los pueblos amenizan las orquestas, las verbenas y muchos fusionan la conquista sexual con bebidas alcohólicas, confundiendo terriblemente al personal, con frecuencia. ¿Quién no ha conocido en un bar, discoteca o similar a su pareja, donde alguno de ambos iba pasado de copas?. El alcohol ayuda a los más tímidos a desinhibirse y existe una especie propia y autóctona de varones que usan y abusan de ello, merodeando y atacando sin piedad a cualquier hembra, esta estrategia con intenciones de apareamiento sin procrear, se le conoce como: Anda el Lobo acechando en la finca.
Coto privado de caza
Es propicia la cacería en un bar o en locales de copas, cuando la noche cubre de oscuridad las calles, favoreciendo el anonimato para estos depredadores, durante el día serían técnicamente inofensivos. Hay códigos de comportamiento para estos machos, según la zona que ocupen las hembras, creen que las que bailan en la zona más vivible, están más predispuestas para iniciar una conversación, y las que se apartan a esquinas o se sientan, señalan intenciones de mayor intimidad, no teniendo porque ser así pero ellos lo creen, sin que nadie pueda convencerles de lo contrario.
Para comerse un rosco, centran la atención posando sus codos en la barra, sin apartarse de ella en casi toda la noche, acompañados por un cilindro lleno de liquido (denominado: cubata) solo abandonan dicha posición cuando ponen el ojo en alguna y quieren atacar o realizar excursiones para ir al w.c, para así demostrar lo capaces que son de marcar terreno, (como el supe-macho alfa en el reino animal). De paso enseñan sus garras a las desafortunadas que se encuentren por el camino, las que hacen cola en el baño de rapazas, regalandoles diversas perlitas que traen estudiadas de casa y practicadas delante del espejo.
Por la calle, siempre van gritando, para que se entere todo el mundo, hasta casi los de la provincia de al lado (ellos la denominan: la Curuña). Para ir de un sitio a otro, andan con las piernas muy abiertas como arando el suelo, seguramente para sentir su primer chakra como conecta con la madre tierra y así demostrar que son como luchadores espartanos capaces de conquistar cualquier lugar.
El gañán
Este lobezno rural, va hecho un cromo cuando sale, se ve todo elegante y no tiene ningún gusto estético. Los colores chillones le adornan y sobre todo, marca paquete porque está muy orgulloso de sus atributos masculinos, teniéndolo que demostrar constantemente subiéndose bien arriba los pantalones, a éste subtipo se le conoce popularmente entre las féminas y cariñosamente como gañán.
Sus gustos musicales son muy dispares, se arranca a bailar creyendose Travolta. Se guía exclusivamente por su sentido de la vista, cualquier mujer le entra por los ojos, ¡ó sea todas! creyéndose que toda la población femenina, le pertenece. Allí donde se posa, se da rápidamente a conocer, desplegando su potencial para llamar la atención; gesticulando mucho, se hará el graciosillo, necesitando público para reírle las gracias.
Se alimenta con una pócima que digiere de par en par, haciendo alarde de su supuesta inmunidad a la misma, pero siempre se pasa con el alcohol, facilitando así su horrible verborrea. Cuando se le traba la lengua no se le entiende nada, necesitando de un traductor (uno de sus colegas siempre lo entiende y termina interpretándolo, a este se le conoce como miña xoia porque es riquiño y tiene bastante con aguantarlo pero no cumple ningun otro papel destacable en esta manada).
Sus comentarios son machistas, siempre va acompañado de sus secuaces para hundir a su víctima con mayor seguridad cuando es rechazado. ¡Que dios te coja confesada si te echa su monologo!, así que estás avisada, si te encuentras con alguno, ¡huye y que parezca que es para siempre!.

Castro Liz, Ana