Lo mismo que los años anteriores, del 6 al 21 de éste mes de julio, en el fondo de la Plaza Mayor, los lucenses y quienes nos visiten pueden acudir a la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Que éste año cuenta con nueve puestos, que son Marcos Chúcan, Urbano Libros, Volumen Cultural, Al Tossal, Cajón de Sastre, Máxtor, Libros Pariente, Librería Becquer y Librería Biblos.
Para muchas personas estas ferias son como una especie de ritual o de semana santa a la que uno debe de ir alguna vez a participar o a ver alguna procesión. Pues aquí pasa lo mismo, el que más y el que menos se deja caer por estos puestos, donde puede adquirir unas primeras ediciones entre otros del gallego Valle Inclán, de muchos otros autores. Pero para los bolsillos más forrados están unos magníficos facsímiles muy bien logrados, casi se podría decir que son clon perfecto del, o de los originales. Tampoco se deben despreciar otros de menor importancia, pero en edición asequible a bolsillos menos pudientes y con más de un centenar de títulos; son los facsímiles de la librería vallesoletana Máxtor, que además de las muy buenas y variadas copias, también trae muy buenos ejemplares en primeras ediciones; libros arcaicos, raros, como lo es un quijote con una soberbia encuadernación, que es apetecible para cualquier biblioteca en la que su dueño guste de poner los dientes largos a sus amigos y curiosos. No debo de olvidar también a los libreros de libro de lance, ese libro descatalogado, que se vende por unos pocos euros, y siempre nos pueden hacer más llevadera cualquier tarde de estío. Ahí están Marcos Chúchan, Urbano Libros, Libros Pariente, Liberia Becquer o Librería Biblos; que entre sus fondos hay piezas curiosas y a muy buen precio. Donde el librero trata de ser complaciente con los curiosos o simplemente con el comprador que adquiere un libro, dos, tres o más, sin más; es decir sin dar más la murga ni más empalagos. Mi amigo Antonio Pariente, entre venta y venta y con éstos días de calor propios de la fecha, aprovecha para reposar, y después de la comida, hace un poco como el dormir del indio, con ojo cerrado y otro abierto, -es una broma Antonio- tu ante una posible venta no té quedas dormido ni con siete cajas de adormidina.
Siempre me gustó hacer buenas migas con esta gente, al final uno aprende mucho de ellos, y algunas veces con algún discreto sablazo uno también se espabila para la siguiente compra, o para el siguiente año. No todos los comprados somos iguales y Dios nos libre de tal fatal barbaridad; pero también hay algún librero para mí modo de ver poco profesional, a pesar de que sepa mucho de libros; cosa que no pongo en duda, como tampoco dudo de mí antipatía hacía él, y creo que en eso estamos a partes iguales.
A estas ferias de libros, viejos, medios viejos, descatalogados. Con las nuevas tecnologías les han salido duros competidores, portales como Iber Libro, Ebay, Todo Colección, compiten de una forma muy directa en el sector. Es algo tan sencillo como comparar precios y ver las diferencias, en piezas de mediana calidad puede haber un desfase de precios de más del cincuenta por ciento. Claro que la ventaja de la compra directa es tener la pieza en las manos, observarla, ver su estado, y según se tercie proceder a pedir o no una rebaja. Otro de los problemas que observo, por lo menos en la feria de Lugo, es la falta del relevo generacional, pasa un poco como con la filatelia, le gente joven cada vez se apunta menos a la compra de una obra encuadernada en piel, pergamino, o que tenga unos cuantos cientos de años, y si no hay relevo no puede haber libreros de viejo o de nuevo. Es una cuestión tan simple como cualquier otro mercado, es la ley de la oferta y de la demanda. No obstante prefiero pensar que aun quedan y quedamos muchos que amamos los libros y amar un buen libro es como amar a una bella dama.
