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Comer por un tubo (Crónicas de Hospital)

lunes, 08 de julio de 2013
Querido tío, Jesús Mato: quiera Dios que al recibo de estas cuatro letras se encuentre bien de salud, quedando la mía un poco fastidiadita por hoy y, a pesar de eso, a Dios gracias. Pues le escribo para explicarle como ya lo hice con nuestro pariente Julio, -que parece que no tiene otra cosa que hacer más que andar ocupándose de los demás en el buen sentido-, que ya sé lo que es Comer por un tubo.

Yo antes pensaba que eso significaba comer mucho como, pongamos por caso, los presumidos o presuntos Bárcenas, Urdangarín, Derribo, Carioco, etc., pero ahora aquí en el HULA, que también le sentí llamar JULAJOP, que no sé lo que sinifica ni una cosa ni la otra, aprendí que comer por un tubo quiere decir comer una cosa parecida a café con leche sin pan bastante escura, o a chocolate también sin pan bastante claro. No, el color no es como el de eso que usted está pensando, porque yo bien sé que usted es muy mal pensado, tío. ¡Madia lleva a serlo con las falcatruadas que le llevan hecho! Cuando sale por donde tiene que salir eso que usted está pensando, consecuencia de lo que le dije, es amarillenta y pinta de ese mismo color el papel higiénico y todo lo que pije por delante o más bien por detrás.

Verá tío, esa especie de comida viene en unas botellas así como de una cuarta de largas y cuatro dedos de anchas, dependiendo de cómo sean de gordos los dedos, claro, que todo es relativo, como por ejemplo: el que tiene una pierna más larga, tiene la otra más corta. La botella la cuelgan las ateésas o los ateésos donde pueden, generalmente en un terbejo con ruedas abajo y ganchos arriba. Dentro de la botella hay una cosa que dicen que tiene mucha potreína, algo de fécunla y bastante celulosa, que me parece que con ella también se hace el papel, y en Porriño, una vez que fui, la fábrica de celulosa, cheiraba que abafaba y hasta daba nojo. La botella la ponen, con perdón, con el culito para arriba, pero metida en un vestidito traspariente, agora que no tenga miedo que no se le ve nada, ¡solo faltaría!

De ella arranca un tubito que es güeco como casi todos los tubos que yo conozco, aínda que agora con la crisis parece que ya los empiezan a hacen sin burato, porque son más baratos, ya que hacerles el burato debe de costar lo suyo y lo mío tambien. Es fresible y de plesiglás. Este chisme, después de meterse por unas regandijas de una máquina que va enchufada a la luz eléctrica y todo, (bueno, a la luz no creo que se puede enchufar nada, será a la corriente), pienetra en las entrañas de uno como si fuese un jusano de esos que en las películas de ahora se meten por la nariz derecha y marcha por dentro del comensal abajo hasta no sé donde. El que no lo sepa, aún ha de pensar que el jusano en vez de entrar sale. ¡Es un nojo! ¿Me va entendiendo bien, tio? Desde que se abre la trapielita para que se baleire la botella, está corriendo a riego lo que lleva dentro y a lo mejor tarda al rente de nueve o diez horas en acabarse esa cosa que se come por el tubo. Bueno, lo de acabarse más ajina o menos también depiende algo de la prisa que les metan a los enfermeros y enfermeras.

Estos días tuve tiempo abondo para mirar para el trebejo y siempre le vía encendida una lucita con un seis y on cero. Digo yo que querá decir que lo más normal es que corra a sesenta por hora la cosa de comer. Bueno, comer, comer no se come, porque para comerla habería que remoerla, ¿o no?, y la cosa que le cuento se… se… ¡se deglute, hombre!, se deglute, sin tener que hacer pasaderas. ¿Me entiende?

Esa cosa que no se come ni se bebe pero que alimenta a uno y le hace obrar poco, pero duro, tiene la ventaja de que no sabe mal y la desventaja de que no sabe bien. O sea, que: no sabe. Sabe usted? Otra de las ventajas o desventajas, segundo se mire, es que no hay que parar para comer, porque se deglute mientres se trabaja, mientres se duerme, mientres se va por los larguiiisimos corredores enseñando las canelas esfracareñadas, mientres se canga, bueno, se me escapó un ene demás, pero es igual; ahora no vuelvo atrás, cada uno que entienda lo que quiera.

El tubo que le dije que parece un jusano se lo meten a uno a traición, mientres está durmiendo en el quirófono y sin avisar ni nada. Por los menos a mi me hicieron así. Bien deitan de que desde que sales del quirófono es raro que vuelvas a ver a los que te chuzaron, que si no, había de haber algo más que palabras.

Me dijeron que esto de comer por el tubo se me acabará proximamente y yo les pregunté por señas si podían cambiármelo por chupar del bote, pero me contestaron que antes si se hacía, pero ahora aquí ya no se hace, porque sé que hay dos juezas que andan escentelladas persigiendo esas cosas. Donde parece que se sigue haciendo bastante es en Andalucía y también, por lo visto, en. Catalauña. Bueno, pues que hagan como quieran. Yo allá no pienso ir.

Y voy parar de contar estas cosas, que aún ha de haber quien diga que vine aquí al HULA como un infiltrado de la competencia. ¡Serán pampos! Competencia no hay. Bueno tampoco no quiero que se entienda que lo que hay es incompetencia. No. No hay una cosa ni la otra o, se cadra, hay algo de las dos.

Si alguién le pregunta por mi y le dan recuerdos dígales que también se los mando, aunque no sé quien son y si le botase las gazoupas a esta carta algún politiquero de los que cambian votos por promesas y que también saben lo que es comer por un tubo y chupar del bote y si le dicen que está mal redactada o que parece un cachondeo, contésteles que es por mor del bilingüísmo armónico que, por fin, se va abriendo paso en San Queitano, gracias a los que no hablan gallego ni siquiera en las horas que cobran por hablarlo, o a los que te lo hablan como quién te lo cuspe a la cara; o también por culpa de la logse aquella y de las otras losas que vinieron después.

Un abrazo de este sobrino que lo quiso y lo quiere y lo quererá dependiendo mucho de su testamento y de sus cartillas del banco. ¿Me entiende?

¡Ai! y otra cosa que no sé por que se me viene agora a la cabeza, ¿no le parace que para hacer sonrir o rir no hace fata dejar lastrados de porquería los escenarios como hacen algunos que cobran por humoristas y no hacen ninguna gracia?

(Esta "carta" de Xosé Manuel Carballo que publicamos, está dirixida ao crego, musicólogo e "tío", Xesús Mato Mato, contando unha das múltiples experiencias do seu paso polo Hospital Universitario Lucus Augusti-Hula).
Carballo, Xosé Manuel
Carballo, Xosé Manuel


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