Aun te queda mucho camino por andar

"Sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."

Un dicho popular dice que; “De los cuarenta para arriba no te mojes la barriga”, fomentando así la creencia de que al pasar por este lustro hasta llegar a los 50, una serie de cataclismos te van a suceder y ya has perdido todas las oportunidades para disfrutar de la vida. Es cierto que cada año aporta sacar reflexiones diferentes sobre tus vivencias y para abordar de forma organizada tus necesidades, razones, capacidades o intereses alguien se ha inventado que debe hacerse de forma más profunda al pasar por la mitad de tu vida, o sea a partir de los 40, le llaman crisis de los cuarentañeros, exista o no, se vive de forma diferente según sea tu personalidad.

¿Es una putada?

Repetirse, ¡ya nada es como antes!, ¡es que ya no tienes 20 años! aunque mentalmente, te los creas. Mientras te enfrentas a los primeros cambios corporales (mas canas, calvicie, engordas con más facilidad, la tripa se hincha, tienes gases a todas horas, el pecho se cae y las varices “te joden” las piernas.etc.), o al definir las relaciones con los padres, hijos o pareja es realmente muy chungo para algunos. ¡Llegar a veces es fácil, pero adaptarse no!. El estado de ánimo se altera, se pone uno más agresivo y se olvida las cosas simples y cotidianas, se folla y aguanta menos en el sexo y todo se ve negro. Es una época en que muchos se separan de sus parejas de toda la vida, esa que conocieron en el instituto o la carrera, enfrentándose a la soledad, que tanto temen. Para rehacer la vida “parejil” te buscas a alguien más joven, porque así arañas un poco esa juventud que ves desvanecer y así no serás tan consciente de la decadencia física. Si todavía estás soltero, puedes encapricharte de la primera que “te tosa”, porque crees que es tu último tren y debes cogerlo “a huevos”.

La cuenta atrás

¡Somos mortales y nos vamos a morir!, éste concepto se empieza a tener más claro al pasar por el “cuatro-cero”. Piensas que en 10 años serás un carroza y en 20 un cuasi-jubilado y después solo te espera el INSERSO y ligar en Benidorm, y acabar tus días en una residencia para ancianos, generando más cuestionamientos acerca de lo que se ha hecho y lo que queda por hacer en tu existencia. Para paliar ese agobio, es cuando te compras un cochazo o una segunda vivienda o te haces un 'lifting' y para aparentar que nada pueda turbarte. Estar averiado cada mañana lleno de dolores sin haber hecho ningún esfuerzo, o hunde tu autoestima que tu hijo de 8 años te derrote al futbol, todo eso te llena fácilmente de traumas.

Existencialidad

En esta etapa vital preguntarse: “¿qué hago aquí?” y analizar si los logros profesionales y personales te llenan, es también típico. El hombre para reafirmarse tiene que hacer cosas para sentirse imprescindible; en el trabajo y la mujer es cuando se le caen los cuentos de hadas al suelo, rompiéndose las ilusiones para descubrir que la vida no es como soñaba hace años. Es un cambio que muchos ven importante sobre la perspectiva de futuro, siendo casi crucial lo que decidas de aquí en adelante en tu vida.

¡Déjate de caralladas!

¡Ya está bien de tanta queja!. No “etiquetes” cada período de tu vida con ciertos nombres o síntomas determinados que alguien se ha inventado para condicionarte. Rebélate y no creas que has perdido el pasado, eso es no enterarse de lo que en realidad va la vida, ¡todo es más sencillo!. Si no te compararas tanto llegarías a los cuarenta, más orgulloso de ti mismo porque se supone, es cuando se descubre el verdadero sentido del por qué, para qué y cómo haces las cosas. La madurez aligera comeduras de coco estúpidas y se vuelve uno más práctico, descubriendo lo que es la verdadera libertad y el amor, se alcanza el equilibrio. La mujer se conoce más a fondo, sabiendo lo que quiere en la cama y cómo pedirlo sin tapujos.