La capilla de la Virgen del Camino de la casa de Soutomerille

Memoria de Lugo

El Camino Primitivo

No conocemos cuando fue construida la capilla de la Virgen del Camino pero, por la situación al pie de la calzada romana, al igual que la de San Sebastián y San Roque, pueden ser una pervivencia medieval de las que había dedicadas a los lares viales, cuando por Lugo pasaban los peregrinos a Santiago, especialmente los procedentes del Camino Primitivo, ya que resulta llamativo que el patronato fuese de los señores de Soutomerille (Castroverde), por donde pasa este camino.

Sabemos que el día 1 de diciembre de 1661 el Ayuntamiento pide al obispo don Matías Moratinos Santos (1664-1670) que considerase el negocio que le tenían comunicado sobre el escudo de las armas puesto por Andrés de Neira y Cabarcos en la ermita de Nuestra Señora del Camino haciéndose patrono de ella sin serlo.

Le advertían que la oferta o dotación que quería hacer la madre, si tenía la devoción que se debía, non por eso la dejaría de hacer, que por ese camino quería ser relevado del delito que cometió en quererse hacer patrono de la capilla que los antiguos dieron allí principio y que tenía renta para su adorno y fábrica como era notorio.

Era cierto que los dueños de la renta, que se pagaba en especie, le dejaran a su padre dos o tres años del fruto de ella para que la adornase y reedificase, en unos tiempos en que el precio del centeno había sido alto. Con estos cuartos y las limosnas de algunos devotos hizo las obras, colocando su escudo de armas, que el Ayuntamiento acordó picar y retirar por no ser el verdadero patrón, lo que no se hizo debido a la intervención del obispo, que posteriormente mandó retirar.

Un siglo después el edificio estaba ruinoso, afectando a la capilla mayor según el reconocimiento que se hiciera, que dio lugar a suspender el culto en ella, sin que procediese a su reparo, a pesar de los oficios y recursos propuestos por el fiscal eclesiástico y las providencias del ordinario dirigidas a la patrona, doña Francisca de Navia Pradeda, viuda de don Diego Cabarcos y Ojea.

Don Diego Cabarcos y Ojea se casó dos veces pues en 1729 dice que de su matrimonio con doña María Antonia Pallín tuviera a don Diego y don José Cabarcos Pallín. En esta situación el edificio se deterioraba cada día más.

El fiscal inició un pleito solicitando la reedificación, ya que en caso contrario serían privados del derecho de patronato, mandando hacer inspección del edificio por maestros peritos, que certificaron la ruina.

En 1658 era señor de la casa y coto de Soutomerille, Pedro López Pallín, abogado en la Real Audiencia del reino de Galicia, primogénito de Bartolomé López Pallín. En el testamento que en 1786 hizo don Manuel Pallín y Valcarce, señor de Soutomerille, manda ser amortajado con un hábito fino de San Francisco, y sepultado en la iglesia de este convento, mientras que su primo, don Juan de Neira Cabarcos y Ojea, dueño del coto de San Salvador de Soutomerille, dispuso que lo amortajasen con el hábito de Nuestra Señora del Carmen, y que le diesen sepultura en la capilla de Nuestra Señora del Camino, situada en los extramuros, de la que soy patrón, y en una de las dos que tienen las armas de mi casa, que se encuentran frente al altar mayor, pegadas a su presbiterio, en la cual también se venera la imagen de Nuestra Señora del Carmen y su cofradía.

Sin embargo su madre, doña Francisca de Navia y Pradeda, pidió en 1798 que la enterrasen en la iglesia del convento de Santo Domingo y pudiendo ser, en la capilla de Nuestra Señora del Rosario, o en cualquier sepultura de la citada iglesia.

En 1761 el párroco de San Pedro, don Luis Pardo de Armental y algunos regidores, quisieron interferir en las regalías que sobre la capilla tenía como patrón don Diego Cabarcos y Ojea, dueño de la casa y coto de Soutomerille. Presentada querella el 29 de julio de 1760 en el real tribunal del reino de Galicia y hecha la probanza correspondiente, el 18 de mayo de 1761, dieron carta y provisión para que el párroco y otros interesados, sin perjuicio de su derecho, así en posesión como en propiedad, no perturbasen lo que tenía de una capilla extramuros de la ciudad de Lugo, su advocación Nuestra Señora del Camino, en la que tiene sus cajones para guardar los ornamentos y vasos sagrados, y abrir la capilla cuando se ofrezca, y juntamente de una huerta, cerrada sobre si por los lados, en la casa donde vive el mismo ermitaño y citada capilla para mantenerse con las legumbres que producía, sembrándola y cultivándola, uno y otro sin contradicción de nadie, obligándoles a devolver lo que llevaran.

Las condiciones de la cesión

Doña Francisca de Navia y Pradeda cedió la capilla a la cofradía del Carmen el 25 de junio de 1778. Quedaba libre para doña Francisca de Navia, su hijo y sucesores, cualquier renta perteneciente a la Virgen del Camino, así como la facultad de poder reparar, reedificar, alzar, arrendar y usar la casa y huerta pegada a la iglesia.

En la capilla mayor y al lado de la epístola, tenían que poner un escudo con las armas de los Soutomerille, dos en el medio de cada una de las sepulturas reservadas para los patronos y sucesores, y otro en la puerta principal. Serían tenidos por hermanos de la cofradía, y si alguno falleciese en la ciudad, concurrirían a su entierro con la cera, misa y estandarte.

Podían aprovechar los materiales de la capilla antigua para hacer la nueva, sin contribuir en su construcción y conservación. Cuando fuese oficiar un cura hijo o capellán de la casa, debían darle lo necesario. En la sacristía tenían cajón con llave con los ornamentos de la virgen del Camino. Los días de dominica y festividades principales encenderían la lámpara pero no podían usar el petitorio, como venían haciendo, con el pretexto de ser para la imagen.