Una relación peligrosa con el porno

¿Comprendes que a tu pareja le dé más placer masturbarse viendo películas”X” que hacerlo contigo?

El diez por ciento de la población mundial ve porno con bastante frecuencia y sobre todo los varones, rozando casi la adicción siendo unos 250 millones de personas en el mundo los que consumen este tipo de "entretenimiento". Esta es una posible razón, entre otras para que se dé una ruptura matrimonial o no cuaje una relación, si el varón pierde interés sexual en la pareja y aumenta su deseo por “cascársela” a todas horas mientras observa una peli X. La mayoría de las mujeres terminan “hasta el moño” de tantas propuestas; “¿vemos una peli juntos?”, “¡¿hacemos igual que en esa escena?!”, se niegan a hacer lo que sus maridos ven, y eso origina discusiones. Además este tipo de cine está totalmente orientado al placer masculino de ahí que la fémina no tenga mayor interés en participar ni logre estimularse.

Práctica adolescente

Uno se inicia en la pornografía por curiosidad y en búsqueda del placer fácil, cualquier adolescente puede acceder a páginas por internet y descargar películas. Sus padres a su edad con la interviú iban tirando como podían, hoy es más fácil acceder a múltiple información erótica desde el ordenador. Pero cuanto más “cine x” se consume, más aumenta el deseo de seguir consumiéndolo, lo que puede originar un cierto riesgo para mantener una vida sexual normal, ya que sustituye otras alternativas. Si eres tímido y te cuesta relacionarte o ligar, poco a poco te meterás en la búsqueda de nuevos estímulos para tener un orgasmo y que ver cómo te excitas pero en soledad, terminando sin saberlo en un adicto al porno.

Insatisfacción

El sentimiento de culpa o frustración una vez finalizado el consumo compulsivo es habitual cuando se tiene una adicción.

Son personas que les cuesta ser fieles o profundizar en una relación porque no les satisface en el fondo, y en soledad buscan nuevas alternativas. No toleran el aburrimiento que es el causante de que solo sepan “machacársela”. Suelen ser inseguros y saben muy bien como disimilar frente a los demás su vicio. El sexo se convierte en un sustituto y compensatorio de carencias afectivas, llegar al orgasmo es una forma de descargar el malestar causado por conflictos emocionales.

La vergüenza se apodera de su vida en función de lo inmoral que sienten hacen y la culpa, porque fallan de alguna manera a su pareja, si la tiene. Éstas se sienten frustradas porque son incapaces de comprender porque lo hacen sin poder satisfacerlos, creyendo que el problema lo tienen ellas.

Falta de control

La excesiva necesidad de ver porno y tener sexo comienza a ser compulsiva cuando empieza a crearse problemas en los demás aspectos de la vida, usando esta adicción para escapar de: la depresión, ansiedad, estrés o rupturas emocionales. Es una evasión a través del placer para huir de la dura y cruda realidad. Su ocio es el sexo y el resto no importa, solo dormir, comer, trabajar y porno, ¡todo se reduce a eso!.

Síndrome de Abstinencia

No todo el que se masturba en exceso o ve películas porno es un adicto, ¡ni mucho menos!. Pero cuando todo lo que te importa es planificar “sexo” con su mano y una escena “X” y no lo consigues, cambiándote el carácter hacia lo más peor, quizás pases por un síndrome de abstinencia de pornografía. Existe una batalla entre la parte emocional del cerebro "lo deseo hacer" y la racional "no debería hacerlo”, y en esa lucha se genera “la culpa”. Una forma de ayudar a alguien que pase por esto, es ponerle nombre a los sentimientos que suelen ser depresivos, controlar los hábitos y organizar el tiempo libre de otra forma, además de aprender que el sexo es mucho más amplio y placentero. Buscar que originó “esos fantasmas” y que bloqueos existen implica bucear en el subconsciente para averiguar por qué no desea tener una relación plena.