Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Nadie te ofende, sólo tu mismo

martes, 26 de febrero de 2013
Estar a la defensiva significa reaccionar en tu ahora con la carga que traes de atrás, anticipándote a una amenaza próxima.

Comprender que no todo gira en torno a uno, libera del sufrimiento producido por cómo ves los hechos concretos del exterior. Si te sientes herido o con facilidad, estás alerta hacia los demás, le das mil vueltas en tu cabeza a resentimientos puede ser debido a la interpretación que haces de las cosas según sean tus normas morales, sociales, culturales o religiosas.

Envolverte por ese círculo vicioso, hará que juzgues las cosas según tu visión, sin dejar opción a otra interpretación de la situación. Esa ofensa no es más que un síntoma de la poca paz interior que posees. Por instinto cuidamos nuestro territorio; entre los demás y tú, considerando al mundo como un lugar inseguro lleno de peligros y seres que van a “por ti”, y de los cuales defenderte. En el fondo eres débil e inseguro si buscas aliados para reforzar esa actitud o si necesitas contar rápidamente lo que te ha pasado a los demás para comprobar quién está contigo o contra ti.

Falsas Expectativas

Las expectativas de lo que esperabas de esa persona son las que te hieren, creadas por tus ideas de cómo tiene que ser la relación con esa persona. La realidad que has creado sobre cómo debería actuar cada humano que se cruza en tu vida, que se aprende desde niño muy inconscientemente, ¡es lo que te daña!. ¡Nadie te pertenece, ni tu pareja, ni tu hijo, ni nadie!. Sin libertad para ti limitas a los que te rodean. Cuando alguien crees que te ofende, guardas en tu baúl de experiencias negativas mental ese rencor, y cuando conoces a otro ser temes que se repita lo mismo, atrayendo aquello que odias. Si pusieras todas tus energías en pensar lo que sí necesitas y sí quieres, ganarías felicidad.

Esto sucede porque se busca la perfección en cada cosa o situación y eso, ¡es imposible!. Un paisaje perfecto sería con solo arboles, día de sol y sin bichos ni suciedad en el suelo ¿eso existe?. Si hablas desde el amor y honestidad a tu pareja o amigos y no les importa nada de lo que dices, pregúntate; ¿quiero vivir así eternamente?. Entonces busca la forma de que entiendan tus intenciones y si aún así no es posible, aprende a soltar lastre y dejarlos atrás en tu vida.

No te engañes

Invertir tu vida en repasar todas las ofensas que has recibido hará que pierdas gran energía. Pretender tener a todo el mundo contento, por muy bien que hagas las cosas no se puede, siempre existirá alguien que te critique y vea tus intenciones de forma contraria. Pensar que mejor no hacer una cosa u otra que te apetece porque quizás alguien le vaya a resultar molesto, es un falso amor hacia uno mismo y los demás, consiguiendo que se viva en constante estrés y rigidez y sin disfrutar de relaciones constructivas. Si te engañas a ti mismo, es fácil hacerlo a los demás.

Todo bajo control

Tener detalladamente pensado como los demás deben cumplir lo que quieres no deja posibilidad a nadie para que te muestren algo diferente. Creas una oposición para ser funcionario de tu corazón y tiene que cumplir unos requisitos: te regale flores en fechas señaladas, te cocine, planche, no tire la ropa sucia al suelo, levante la tapa del w.c para mear y que sea súper detallista, culto, rico y no sé cuantas cosas más, siendo difícil que las tenga todas esas cualidades la misma persona.

¿Nunca te han querido?

Si analizas tu infancia, seguro que observas como has generado falsas idealizaciones sobre lo que tus “papas ideales” deberían haberte ofrecido o las atenciones que esperabas tuvieran frente las que realmente tuvieron, es lo que te hiere en tu corazon. Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas. Una de las peores ofensas es la imposición de una persona a otra. Cuando a alguien le dices lo que “debe hacer” y te dice que “no”, te creas resentimientos: porque no hizo lo que querías y no lo aceptaste como es. Cada uno tiene derecho a pisar sobre su vida como quiera aprendiendo de sus errores.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES