Las aventuras y encuentros...
Castro Liz, Ana - martes, 19 de febrero de 2013
LAS AVENTURAS
Y ENCUENTROS
DE UN GIGOLO
Agradan siempre y están completamente predispuestos a ofrecer atenciones sexuales en todo momento
La prostitución de alto vuelo también es cosa de varones y pueden darse el capricho de decir que no a ciertas señoras, ya que su cultura, fornido cuerpo y preparada ferramenta justifican las altas tarifas que cobra por sus servicios amatorios. Gigolós, prostitutos, putos, chicos de compañía, acompañantes vip, son algunos nombres para designar a los que ejercen el oficio más antiguo del mundo. Alquilar por horas un cuerpo para satisfacer los instintos sexuales de una fémina, ¡es solo para las más pudientes!.
300 Euros
El sueño de cualquier varón, hiper-sexualmente-activo podría ser, hacerse gigoló. Poder practicar todo lo que desea con una mujer, sin comprometerse, es una opción practicada. Anuncios como: Te hago un masaje que jamás olvidarás, soy educado, sensual, cariñoso y dulce, el acompañantede de alto standing ideal para una velada intensa. Te haré pasar momentos inolvidables donde te sentirás terriblemente deseada por un verdadero caballero. Puedo desplazarme a tu Hotel o Domicilio. Me gusta relacionarme con mujeres distinguidas. Encajo en cualquier evento. Te ofrezco un servicio de Lujo, se encuentran en páginas de contactos por internet, revistas o anuncios de periódico.
¿Qué ofrecen?
Por sus manos pasan todo tipo de mujeres; con poder económico, casadas con hombres importantes, divorciadas o famosas, todas son clientas de alto nivel. En su vida privada son discretos y suelen tener otro trabajo donde pasan totalmente desapercibidos. Trabajen por su cuenta, agencia o representante (éstos se llevan la mitad o una buena comisión por su servicio) no necesitan acostarse con muchas mujeres al mes (sacan buen sobre-sueldo con sus tarifas). Poseen book fotográficos donde aparte de mostrar su anatomía, comentan sobre sus aficiones, gustos y preferencias sexuales, lo que están dispuestos a hacer; relaciones hetero, homosexuales, con parejas o en grupo y que prácticas evitarían: sexo oral, anal, sadomasoquismo, etc, o sea todo un curriculum para que las clientas en potencia, se hagan una idea de lo que contratan.
¡Al pan, pan
!.
Aquí lo que importa es la pasta, que nadie se equivoque. El placer se cobra de antemano y sin explotaciones porque es una libre elección de los implicados. Generalmente no hay perversiones, son juegos casi-románticos, donde ante todo el prostituto ¡trata como una reina a su clienta!. Muy diferente a la vida profesional que se encuentran las prostitutas con su clientes masculinos. A un gigoló también se le paga por ser observado por el marido mientras solo se trabaja a la mujer, esta práctica tiene mucha demanda y se conoce como troilismo. Lo que pide una mujer es; sexo oral, que les acaricien, besen el cuello pero sobre todo ser queridas y escuchadas, por lo que acaban convirtiéndose casi en psicólogos de sus clientas.
Mandamientos
Cuidan cualquier detalle de su cuerpo, manos, zapatos, perfume, están al tanto de la política o incluso cotilleos del corazón, para tener temas interesantes de conversación. No hablan jamás de sus otras clientas y su función es dar generosamente placer para subir la autoestima y el ego de esas necesitadas mujeres.
Testosterona a punto
La vida de un gigoló no siempre es tan envidiable, como parece. A veces tienen que tomar viagra, café o alcohol para animarse. Una mujer puede fingir un orgasmo pero un hombre, si no se le levanta poco puede hacer, además si la clienta no es una sex simbol ya puede llevar un verdadero AS bajo el pantalón para cumplir la difícil misión. La soledad es asfixiante, no le cuentan a nadie lo que hacen, si tiene pareja ella nunca lo sabrá, manteniendo una secreta vida que se le puede volver en contra de su conciencia.

Castro Liz, Ana