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Perioditeólogos

jueves, 14 de febrero de 2013
Véanos, escúchenos, léanos: los españoles deben sentirse orgullosos de sus periodistas, porque tras la renuncia del Benedicto XVI al papado hemos decidido dirigir a los cardenales la doctrina que debe obedecer su sucesor.

En España los periodistas nos enfadamos con el Gobierno si el presidente no nombra a los ministros que hemos designado nosotros.

Esta vez llegamos más lejos. Le dictamos al Vaticano qué tipo de Papa tiene que votar y el dogma que este deberá mantener para que no tengamos que reñirle.

El futuro Papa deberá aprobar el aborto, algo fácil porque hace unos años dio el primer paso al eliminar el Limbo, a donde iban los niños no bautizados.

Observe que los perioditeólogos somos expertos vaticanistas: conocemos las tensas relaciones entre las novias de Cristiano y de Casillas, en realidad, Capillas.

Capillas cristianas: el Vaticano es una capilla cristiana, solo que grande. Ergo, ya podemos opinar, especialmente los periodistas deportivos, como Inda, de El Mundo, o Iñaki Gabilondo, o Tamayo, ese excura admirador del Ayatolá Jomeini que preside la asociación española de teólogos y teólogas Juan XXIII.

Escuche usted las radios: le ordenamos al futuro Papa que muestre modernidad consagrando él mismo un matrimonio homosexual. Y si no, que la administren un par de obispas lesbianas.

Luego, deberán seguir el programa de la Internacional Socialista, que es muy cristiano, y consagrar sacerdotes a los secretarios de las agrupaciones progresistas.

Deberá beatificar a laicos vivos, como Sánchez Gordillo: recuérdesele arrodillado en un campo, con los brazos en cruz, impartiendo su Sermón de la Montaña, y asaltando un Mercadona, como Cristo cuando arrojó a los mercaderes del Templo de Jerusalén.

Han cambiado los tiempos. La Iglesia católica ya no coarta nuestras libertades, como hizo durante tantos siglos.

Ahora es nuestro turno para dirigirla, y la vanguardia socialdemócrata de este nuevo sacerdocio somos los periodistas españoles, que tenemos mucho con que adoctrinar al Vaticano.

Lo demostramos dictándole incansablemente doctrina divina y humana estos días en los medios informativos.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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