Derecho de admisión
Durán Mariño, José Luís - viernes, 08 de febrero de 2013
Ante las reiteradas protestas protagonizadas por los invitados al Parlamento Gallego su presidenta, doña Pilar Rojo, ha decidido colgar en la Cámara el letrero que avisa de que Se reserva el derecho de admisión.
Ignorando lo sustantivo de cualquier régimen democrático, en el que se supone que el poder reside en el pueblo, la señora Rojo está intentando convertir el Parlamento Gallego, sede natural del poder popular, en referencia al populacho que encarna la ciudadanía, en la sede del poder Popular, referido al partido al que ella pertenece y que mantiene una mayoría absoluta en dicha institución, lo que le ha permitido hasta ahora gobernar a capricho, vetando cualquier iniciativa de los grupos de la oposición y lo ha hecho de la manera más cutre, vetando la entrada en dicha cámara a todos aquellos que quieran manifestar su descontento con la labor desarrollada por sus representantes y que, todo sea dicho, son cada vez más numerosos y más ruidosos.
La señora Rojo pretende de esta manera tratar de conseguir la cuadratura del círculo al pretender que la actividad parlamentaria se desarrolle con toda normalidad institucional trabajando por el pueblo, para el pueblo, pero sin contar con el pueblo, lo que puede llevar al Parlamento a convertirse en un gueto y a los parlamentarios en unos individuos todavía más desconectados de la realidad social de lo que ya lo están actualmente.
Y es que nuestros parlamentarios, ofuscados por el incienso propio de su rango y la adulación que les profesa el ejército de parásitos que los rodean, aún no se han enterado de que Roma está siendo devorada por las llamas mientras ellos siguen tocando la lira como si nada pasara.

Durán Mariño, José Luís
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