Estallido a la islandesa
Hernangómez de Mateo, José Luis - jueves, 07 de febrero de 2013
En 2008 los islandeses dijeron basta ya a la corrupción y a la inoperancia del sistema político completo, no solo del gobierno, por solucionar sus problemas y necesidades más elementales.
Los islandeses de a pie se organizaron e iniciaron protestas populares. Presionaron al gobierno. Se convocaron elecciones anticipadas. Se creó una comisión constituyente y se aprobó en referéndum la reforma de la constitución en 2011.
En otro referéndum, el pueblo soberano decidió no pagar la deuda provocada por la ineptitud y la sinvergonzonería de algunas castas. Se cambió de gobierno y una comisión de las de verdad- investigó las irregularidades.
Se llevó a los tribunales al ex primer ministro y al ex gobernador del banco central. Se detuvo a los ejecutivos corruptos de banca. Solo fueron condenados unos cuantos de segundo nivel, pero lo cierto es que el ex jefe del gobierno responsable de no poner coto a los desmanes financieros fue el único alto responsable electo y procesado por negligencia ante la crisis financiera internacional.
En Islandia no hubo estallido social. Tampoco una revolución. Solo hubo un movimiento ciudadano y un esfuerzo colectivo por adoptar reformas puntuales, sin apenas enfrentamientos con los mecanismos de orden y justicia del Estado.
Islandia resurgió y pasó de la bancarrota en 2008 al optimismo, al crecimiento económico y a la creación de empleo durante el último año. Hizo lo contrario que otros países: se rescató sola. ¿Tendrán nuestros políticos miedo a este tipo de estallidos?

Hernangómez de Mateo, José Luis
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