Amores reñidos, ¿los más queridos?

Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio, contigo porque me matas y sin ti porque me muero

No todo el mundo tiene herramientas adecuadas para relacionarse, el ser violento es algo que se copia de generación a otra, porque se siguen los mismos patrones de comportamiento mediante: la observación e imitación, al ser testigos de la violencia aprendida que existía entre los padres o haber sido maltratado o abandonado, todo ello reforzado por una sociedad todavía muy machista, donde se le sigue permitiendo expresar de forma agresiva al hombre y reprimida a la mujer. ¿Crees que siempre es el otro el que tiene la responsabilidad y nunca eres tu el causante de una bronca?,

¿Analizas las diferencias con tu pareja para aprender que mejorar dentro de ti?.

Yo te Ninguneo

Pasarse días encerrado en uno mismo sin hablar, es una forma de castigo y de jorobar a la pareja. El egoísmo es el principal creador de violencia, el deseo de tener poder es lo que lleva a uno a limitar al otro, imponer con prepotencia, tener la dominación económica y someter, marginar y apartar a la pareja de uno mismo por cualquier diferencia, acompañándolo de vacios y silencios, sin reconocer la responsabilidad de un enfado o saber pedir perdón, es privar de la felicidad para ambos. Pasar de no hacer caso a gritar e intimidar es un ciclo que se suele repetir, cuando el ego y orgullo son más grandes que el amor que se tiene.

Ojo por ojo

De acumular tensión y pagarlo dando portazos, rompiendo cosas a pasar a insultos, hará que una de las partes se sienta responsable de lo que sucede y la otra siga abusando. Esa tensión se descargará de forma más violenta, hasta liarse “parda” llegando a los golpes, amenazas, empujones o gritos. La calma aparece cuando todo eso termina y el dañado se enfada haciendo que el otro pida perdón con intención de cambio, el agresor hará el papel de víctima diciendo que ha pasado por una infancia difícil, convirtiéndose así en “cordero degollado”, digno de darle oportunidades y harán las paces.

Esto solo será una tregua hasta la próxima vez, y así en ciclos de semanas o meses, que se repiten cada vez ganando más terreno a la violencia que aumentará de nivel, alternando con la venganza de uno contra el otro sucesivamente.

Violencia Cruzada

Cada vez más parejas jóvenes sufren agresiones de todo tipo alternando los papeles de agresor-victima. Es difícil ayudar a una pareja que se comporta así porque no reconocen lo que hacen y justifican su forma de actuar. La anarquía se establece entre ambos con aires de grandeza destructora ejerciendo un poder corrupto.

Síndrome de Estocolmo

¿Por qué siguen juntos dos seres que se tratan mal?. Cuando una relación destructiva rompe, se echan de menos y desean volver a estar juntos justificando lo bueno que se dan, sienten que viven un amor único y difícil de explicar para los demás. Se establece un vínculo emocional “extraño” que no es más que una estrategia de supervivencia. “¡Nadie te querrá tanto como yo!”, amenazas que aseguran una continuidad recordando sutilmente que nunca se le podrá dejar ni tener otras parejas mejores. Andar "con pies de plomo", con temor que decir o hacer, para no ocasionar “terribles tormentas”, hará que para sobrevivir se vea el mundo desde la perspectiva del violento, centrándose en sus necesidades, deseos y hábitos. Alejarse de la familia o amigos es necesario, debido al temor que se tiene a que ellos puedan provocar algún estallido de celos o malentendidos y ¡eso se debe evitar!. Somos más leales y comprometidos cuando algo es difícil y humillante.

Las relaciones malsanas fomentan que se invierta mucho por ambas partes; haber llorado tanto, preocupado, perdonado, tener que estar juntos porque te da ciertas cosas; unos hijos, una casa o es tu socio, ¡estar unidos porque lo has dejado todo por él!. Se convierte en un bucle difícil de salir porque se alimenta la dependencia y los sentimientos de culpa en cada conflicto.