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Los hijos unen o generan conflictos

martes, 06 de noviembre de 2012
De ser solo dos a aumentar la familia puede complicar las relaciones entre la pareja, si no se tienen bases educativas claras.

Cuando llega el momento en una pareja de tener hijos se produce un cambio muy profundo. Si anteriormente no se han establecido pautas de convivencia en las tareas domesticas, cuando se atiende a un bebe suelen generarse los primeros conflictos; ¡te tocaba a ti acostar al niño!, ¿quién cocina o friega?, etc. Repartirse el trabajo dentro de casa y con el cuidado del hijo puede ser un esfuerzo o un placer, según se oriente, hasta poco a poco sin darse cuenta ir arrinconando la ternura mutua al llenarse de rutina y situaciones que cabrean sin nunca comentar. Concentrarse en la crianza de un hijo es tarea de dos, donde lo ideal es fomentar que el hijo se integre en la vida de la pareja y no en transformar las rutinas de dos personas en función siempre del hijo, si sucede eso, es que ya no existía solidez en la relación.

¿Unión familiar?

Los hijos no unen si ya existen problemas, creer que la llegada de un hijo hará que mejore el trato o nunca te dejen por otra, ¡estás bien equivocada!. Lo que consigues es que una personita pequeña se una a la infelicidad en la que vives. Si ambos están comprometidos para ser padres, tener hijos puede ser muy bonito, pero si solo es uno quien lo tiene claro, forzar al otro, no dará buen resultado. Conversar sobre cómo se criaran y educaran esos “posibles hijos” que se tengan, es una cosa y otra, es llevarlo a la práctica cuando se tienen. Cada miembro de la pareja es de su papá y mamá que suelen provenir ambos de ambientes educativos muy diferentes, donde ambos copian lo que vivieron, generando así conflictos entre uno y otro sobre quién lo hace mejor o tiene razón, ocasionando constantes roces, distanciamiento y más problemas.

Acuerdos sin divisiones

Afortunadamente los varones de hoy en día colaboran más que hace años, y a muchos les surge ese instinto sin que su mujer les indique que hacer, otras veces, una mujer espera que su marido adivine lo que necesita, creándose así falsas expectativas, ocasionando conflictos muy tontos. Pedir es importante y más cuando un hijo es de dos, quien te ayuda no te hace un favor a ti, ni tú a él, un hijo “es un bien” común. Las prioridades han cambiado y estando unidos, nadie debería sentirse desplazado por dedicarles a los niños un poco de más tiempo. Atender la casa, comida, aspecto propio y demostrar interés emocional y sexual hacia tu pareja, debería estar perfectamente coordinado y acordado en conjunto, de no ser así, se terminan las parejas dividiendo. Es normal, que descienda la pasión, pero otra cosa es despreciar o siempre estar desganado cuando se acerca tu pareja. Reunirse para hablar fuera de casa o buscar un día para los dos para estar sin hijos donde resaltar todo lo que une de la pareja, familia y convivencia ayuda a “resetar” de vez en cuando los problemas que se van generando hasta ese momento, ¡respetarse siempre buscando el apoyo!.

Armas de destrucción masiva

Si un hijo detecta falta de criterios educativos, desestabilizará sin gran esfuerzo a sus padres. Recibir órdenes contrarias, le confundirá y estresará sin saber a quién obedecer, terminando por hacer lo que a él le parezca. Si un progenitor desautoriza al otro constantemente no esperes que después tu hijo te respete. Ellos deben percibir que aunque sus padres sean diferentes, educan unidos en amor. Intervenir ambos por igual en la toma de decisiones sería muy importante pero si hay falta de acuerdos, lo mejor sería que cada uno se especializara en un tema de actuación (dinero, salidas, horas de estudio o horas de acostarse). Para ganarse el respeto de los hijos se debe reconocer los fallos y pedir perdón. Un adolescente está luchando contra sus hormonas enloquecidas impulsivas, que bastante tienen con entenderse a ellos y sus cambios físicos, emocionales como también al mundo; de la familia y al exterior. Tu hijo no es el que hace que discutas mas con tu pareja, con esos conflictos te recuerda lo separado que ya estabas de ella.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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