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La comunión pura de la complicidad

martes, 30 de octubre de 2012
Muchas veces se está más pendiente de que este cómoda contigo cualquier persona ajena que tu propia pareja.

La complicidad es saber cómo piensa y qué quiere otra persona con tan solo una mirada, además de ayudarle a conseguir lo que necesita, sin que te lo pida para ello debe darse un gran conocimiento mutuo y profundo. Descubrir cómo es realmente otra persona, cuáles son sus gustos e inquietudes de manera intensa, es hermoso. Hay personas que llevan juntas mucho tiempo y no se tienen en cuenta donde cada uno va su “bola”. Para tener una buena compenetración se debe saber auto-conocer uno mismo para luego poder captar con claridad lo que quiere el otro. Al comenzar una relación hay mucha ilusión por lo desconocido, si se fomenta ese acoplamiento compartiendo momentos importantes, donde ambos se abran y sinceren, se estará creando una aleación pura e indestructible como el acero.

Una pareja así, rodeada de amigos o familiares, con miradas, o guiños con ciertas intenciones, les delatan de ser una pareja con verdadera complicidad.

El “Feeling”

Es como “un sentimiento de agrado” hacia alguien que hace favorece tu bienestar. Te entiendes casi rozando la telepatía, pierdes la noción temporal al estar juntos, disfrutando a tope con conexión desde el primer minuto que parece como si os conocierais de toda la vida, ¡tiene un no sé cómo explicarlo que hace que te sientas pleno total!. Es como si ya te diera buenas vibraciones una persona sin saber casi nada de ella.

¿Te implicas en todo?

Cuanto más conozcas a tu pareja más fácil será tener complicidad y para conseguirlo hay que aceptarla como es, respetarla, dialogar mucho, no querer cambiarla y comprenderla. Convivir los momentos de dicha y los tristes ayudan a estar más unidos, ya que son cuando uno se muestra como es, compartir vivencias comunes implicándose será más fácil para acoplarse el uno al otro, para eso es bueno que se tengan aficiones, gustos, y un proyecto de vida parecido para disfrutar de momentos juntos.

Mejora y poténciala con tu pareja

Las sorpresas inesperadas que mantengan vivo el romanticismo y la llama de la pasión, ¡enganchan!. Organizar viajes, escapadas al campo, hacer cosas por los demás en común, compartir tareas, cuanto más cosas mejor. Rememorar juntos situaciones divertidas y comentarlas con humor y positividad. Momentos de intimidad donde poder comunicarse fluida y sinceramente es imprescindible para saber cuáles son las inquietudes de nuestra pareja y qué es lo que espera de nosotros. El contacto visual para todo es imprescindible, para comunicarse entre los dos o cuando se comparten tertulias con más gente, porque muchas veces se está mas pendiente de cualquiera ajeno que de la propia pareja y esa magia del dialogo sin palabras solo lo da la profunda mirada.

A veces con la convivencia uno se olvida de potenciar detalles sencillos como llamar por teléfono o enviar sms, correos electrónicos al otro para decirle cosas bonitas, pero puedes charlar y sacar tiempo para esa intimidad que a veces da un celular, palabras que no te salen cuando tienes delante a la persona pueden salir así y al terminar la conversación sabes que poco después podrás abrazar y besar a esa persona, ¡eso es verdaderamente emocionante!.

Armonía en la intimidad

Si hay complicidad tiene que existir la confianza. Si no cuentas con tu pareja cuando la necesitas o tienes dudas, miedos sobre su cariño, sinceridad, lealtad difícilmente podrás establecer complicidad con ella. En el sexo los detalles son un interesante camino en el que ambos pueden enriquecer con su experiencia. Meterse en cama y acoplarse al otro, “estar agustiño”, disfrutar del silencio y que hablen los ojos del alma, amanecer juntos, desayunar o compartir comidas, todo eso mantiene unidos. Los pequeños detalles son los que llenan de placer tanto como hacer el amor, con detalles sencillos, una palabra, una caricia que te haga sentir tan cerca, ¡tan amado, tan feliz, tan pleno! que no necesites nada más porque ¡todo eso ya es amor!.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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