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Los conventos y sus iglesias

jueves, 25 de octubre de 2012
Memoria de Lugo. Los conventos y sus iglesias

El convento de San Francisco

Los frailes franciscanos o menores llegaron a tener en Lugo una comunidad muy prestigiosa en el siglo XV, en la que había superiores, doctores y predicadores. En el convento lucense residía con frecuencia en los primeros años el Custodio de la Custodia de Ourense, fray Rodrigo de Burgo Novo, que por su gentilicio indica ser oriundo de lo que hoy conocemos como calle de San Pedro.

Estos frailes de elite prestigian el convento y atraen a las grandes familias, como los Trastámara, los Ulloa, los Bolaño y la burguesía local, que lo benefician con sus limosnas destinadas a desarrollar las obras de construcción o a su sustento a cambio de enterramientos y sufragios.

La falta de documentación ha impedido establecer con precisión la época de su fundación, que algunos la han atribuido al propio San Francisco, que vino en peregrinación a Santiago en 1214, en donde se fundaron los primeros conventos, tanto de esta orden como de los dominicos.

Investigadores, como el padre Castro, dicen que el convento de Lugo estuvo fundado en la feligresía de Santa María de Monte Labio, inmediata a la ciudad, pero no hay documentos que lo prueben. Lo mismo se puede decir sobre las fechas que se han dado para la fundación, que son 1230 y 1241. Se habla de un privilegio dado en su favor por Alfonso XI en 1232.
Lo que es seguro es que en 1281 habían comprado la Cortiña de Mirleu, y, como ya vimos en el artículo dedicado al convento de Santo Domingo, llegan a un acuerdo con los dominicos para delimitar los territorios de ambos conventos. El 12 de enero de 1282 hacen lo mismo con la Cortiña de los Canónigos pasando a ser de propiedad franciscana, y el 4 de diciembre del mismo año, don Nuño Pérez o Nuño II (1261- 1286), obispo de Mondoñedo, dio a los frailes menores unas casas que su cabildo tenía en Lugo y Ribadeo, y para satisfacer aquella donación aplicó a la Mesa Capitular el arciprestazgo de Lourenzá.

En 1285 consta la existencia del convento en un documento otorgado en este año por el obispo don fray Arias Soga (1284-1286), que da a doña María Pérez, una heredad que su hija había cedido os frades menores de Lugo.

Donativos para las obras del convento

En distintas mandas testamentarias, posteriores a 1290, aparecen los frailes predicadores o dominicos, los menores o franciscanos y otros. El 12 de abril de 1290 el canónigo Rodrigo Fernández, da una limosna para los monasterios de Santo Domingo y San Francisco.

En 1297 el arcediano de Sarria, Fernando Martínez, deja 200 sólidos para la obra de los frailes predicadores y menores.

En 1321, Orraca Pérez de Santalla, legó cuatro octavas de pan. En 1326, el canónigo Juan Escribán, cinco sueldos, y en 1350, Aldara Eanes, para que rogasen a Dios por su alma, les dio a ellos y a los frailes de Meira, la mitad de un casal, situado en el lugar de Vigo perteneciente a la feligresía de San Miguel de Berbetouros.

La huerta y el cementerio

En 1374 se relaciona el convento de San Francisco con el Carballal, en el foro de unas casas de la Rúa Nova junto al portal o entrada principal del monasterio. El mismo lugar se menciona en 1377, posiblemente en el foro de las mismas casas, otorgado por el Cabildo al físico Juan García, diciendo que estaban en la Rúa Nova al portal de San Francisco, perteneciente a la feligresía de San Pedro.

La huerta era un elemento básico para el sustento de una comunidad que vive de las limosnas. Se cita en el foro que otorgó el Cabildo en 1418 de una cortiña en el Carballal, junto al carril que desde la Rúa Nova pasaba por el muro de la huerta de san Francisco hasta la puerta del convento de Santo Domingo. Se vuelve a citar en 1464.

En 1472 se hace referencia a una casa en la Rúa Nova, propiedad del Cabildo, que tiene por límites la pared que separaba el monasterio de San Françisco de la Rúa Nova y de la otra parte confinaba con el carril del Monasterio de San Françisco y la pared del cementerio destinado a los frailes.

El convento y los Trastámara

La Casa de Trastámara eligió la iglesia del convento de San Francisco para hacer sus enterramientos. Don Pedro Enríquez de Castro (1370-1400) quiso levantar el mausoleo de la familia, pero no tuvo tiempo de construirlo, recibiendo sepultura en el cementerio de la iglesia en sepulcros sencillos, pues su hijo y sucesor don Fadrique Enríquez, duque de Arjona (1400- 1430), solicitó en 1425 licencias pontificias para un equipamiento completo del convento con ornamentos sagrados y hacer capillas y mausoleos para sus padres y alguno de sus hermanos que estaban allí enterrados. El duque se enterró provisionalmente en Carrión y posteriormente trasladaron sus restos a al convento de Santa Clara de Toledo.

Para ello asignó 12.000 maravedis anuales, sobre la renta y los derechos del conde de Trastámara en los territorios de Sarria, Triacastela, Tierra de Neira, Tierra de San Julián, Tierra de San Adrián, Outeiro de Rei y Castro de Rei. El condado de Sarria aportaría 3.000 maravedís y las otras tierras a razón de 1.500.
De Abel Vilela, Adolfo
De Abel Vilela, Adolfo


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