Ignorancia con humanidad

¡Que triste está la gente!

Los alegres, están lejos de vacaciones, en playas paradisiacas, sin oír las noticias que nos paralizan las ganas de sonreír.

Me voy acostar por la noche, rezo para que salgamos de este pozo donde nos han metido y con esperanza miro el telediario, pero, no, todo está igual, la prensa es un poco culpable, sé que es su trabajo, informar, pero que lo hagan no en síntesis, pero con un poco de sabiduría, hay muchas maneras de decir, no tienes cura, estas muriendo, UE.

Debían de explicar por qué esta persecución constante sobre la península ibérica, ¿que querrán? Estarán tan bien Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y unos cuantos más, para que conviertan la vida en un infierno? Lo dudo.

Oigo comentarios de otros países y no lo creo. Callada está América, le conviene, lo veremos, y a no tardar mucho, un poco de verdad subirá a la luz del día.

Da pena, casi no salgo, solo por la noche en las cercanías de mi piso, a tomar un café y andar un poco. Por el día solo a comprar lo que hace falta para hacer la comida.

Todos los días, marchan amigos a otros países a trabajar, unos dejan los hijos pequeños con la Familia y con el corazón dolorido, se van.

No debía, pero he visto algo que como no es normal se lo voy a contar. En unos grandes almacenes en el súper, una Señora, seguro ya jubilada, andaba con calma reponiendo en las estanterías los productos que faltaban, me emocione. Que Dios los ayude, son la excepción, lo normal es no trabajar si ya se hizo cuarenta años o aalgo menos. Pensé que quizá estuviese trabajando para ayudar algún hijo desempleado.

Por un lado, triste porque Ella tenía que descansar después de una vida de trabajo, por otro feliz, porque a su edad era una persona, no un estorbo.
Cosas que observo, creo que nadie mas se ha fijado en este detalle, pero para mí no lo es, es una bendición que exista humanidad en tan grandes empresas.

Me ha quedado grabada su figura, en la inmensidad del súper, una señora con edad de estar jubilada, trabajando sin tener que hacer esfuerzo.
Gracias, por haberlo hecho. Sin nombres, no debo, pero todo lo que tenga que comprar lo haré a ellos.

Sin importancia para algunos, cuento lo que mis ojos miran, absorbo la savia de la vida. Así soy, así vivo y no quiero cambiar.