Abatido en Caracas
Rodríguez, Xerardo - lunes, 08 de octubre de 2012
Pensaba yo que estaba abatido por los bajones de los últimos tiempos, producto precisamente de eso, de los tiempos que corren; cuando me llega desde Caracas la noticia del asesinato de Serafín Francisco Feijóo, empresario ourensano al que, según dice la policía, robaron y abatieron.
En Caracas si estás abatido es que te han pegado un tiro y te has muerto. Te puede abatir la policía
si eres un delincuente: y si eres un señor o una señora de paz quien te abate es un ladrón, siempre un ladrón.
De esto no se puede culpar a Chávez aunque desde su liderazgo las cifras de abatidos aumentaron sensiblemente. De cada 100.000 habitantes los ladrones abaten al mes a 100 ciudadanos y la policía, en su labor de limpieza, a otros cien delincuentes. Es una media, esta, reconocida por el propio ministro del Interior que reflejan cada lunes, como si de accidentes de tráfico se tratasen, los periódicos y los medios audiovisuales caraqueños
Es decir, te lo cuentan con toda normalidad.
No tengo el dato exacto pero deben de ser alrededor de medio millar los gallegos que fueron abatidos en las dos últimas décadas y tu, mi amigo, bien lo sabes por los medios de acá, que no hay mes que no te cuenten un asesinato como el de Serafín, que a mí me dejó mas abatido que de costumbre. Verás.
Estábamos grabando en Caracas Desde Galicia para el Mundo. Era A Noite de San Xoan, A Noite das Cacharelas, que la Hermandad Gallega de Venezuela celebra en Valle Fresco, ese enorme y delicioso parque de verano al que van frecuentemente los socios de este gran centro de la galleguidad venezolana.
Si vives en Caracas centro, para ir a Valle Fresco y volver tendrás que pasar por El Junquito, barrio de grandes contrastes sociales y en donde la muerte por abatimiento es una verdadera lotería. Imaginaos como será este suburbio para que aquella noche, el gobierno de Chávez rodeara materialmente nuestro autobús con policías motorizados para darnos protección a la ida y a la vuelta, ya que se trataba de un equipo de televisión extranjero, no fuera a ser
Antes del San Xoan habíamos estado grabando a varios gallegos que viven en El Junquito, en donde la mayor parte de ellos se dedican al negocio de la carnicería y chacinería. Como Serafín. Otros venden muebles y unos cuantos, electrodomésticos. Tienen el negocio en el bajo y encima de él la vivienda, como ocurre en el rural de Galicia. Son gente buena, trabajadora y bien vista en el barrio.
A Serafín lo abatieron en el Junquito, cerca de su negocio.
La seguridad ciudadana es uno de los graves problemas que tiene ese gran país y los gallegos que allí residen bien lo saben, que ya no se dan alegrías nocturnas como en los viejos tiempos; y los restaurantes, los pubs y los locales de ocio, incluso los del centro de Caracas, sufren la peor crisis de su historia
a pesar de tener vigilancia propia.
Limpiar de asesinos El Junquito y los ranchitos próximos debe ser tarea prioritaria para el próximo gobierno de Venezuela, gane quien gane las elecciones. Tanto abatimiento no es de recibo en el siglo XXI, en un país que lo tiene todo, incluso mil atractivos para convertirse en una potencia turística.
Pero mientras esto no ocurre, mientras no se meta en la cárcel a todo asesino que ande suelto por la city, cuídenseme mucho mis queridos amigos de allá, a los que admiro profundamente.
Y claro, permitidme que me una al dolor de la familia de Serafín Francisco Feijóo al que segaron su vida con vileza, cuando solo contaba con 44 años y hacía dos que era padre de unos hermosos trillizos.
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Rodríguez, Xerardo
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