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El suministro de agua a la ciudad

jueves, 27 de septiembre de 2012
Memoria de Lugo.

El acueducto del obispo Izquierdo y las casa del Campo do Castelo

En el consistorio del 9 de diciembre de 1752, el alcalde don Andrés Mosquera, hizo presente a la corporación la falta de agua que había en los pozos y en las fuentes de la ciudad. Fuera del recinto amurallado había alguna que echaba agua, pero ir a ellas no era conveniente porque “se siguen muchas ofensas de Dios, ocasionadas de las juntas de mozas y mozos, por hallarse en sitios apartados del público”. Así que para remediar la situación y defender la moralidad, acordaron conducir a la ciudad la fuente del Castiñeiro, pero como era una obra de gran envergadura, pidieron al obispo, deán y Cabildo, que concurriesen con algunos medios.

El obispo fray Francisco Izquierdo y Távira (1748-1762), llamó a varios maestros para buscar el auga. La encontraron de muy buena calidad en el Castiñeiro, a distancia que excedía de 3.000 varas, reconstruyó el acueducto romano y puso dos fuentes públicas, la de la Fe en la Praza Maior, con cuatro caños, y la de San Vicente en la Praza do Campo, con tres caños, las dos con su lavadero.

También llevó el agua al hospital de San Juan de Dios, ubicado en la actual plaza de Ferrol; al convento de Santo Domingo; al convento de las dominicas de Santa María A Nova; al de la Concepción de las Agustinas Recoletas, situado en la Praza Maior, y al palacio episcopal, con dos fuentes, la del claustro, con la imagen de San Pío V y la del jardín, que no era permanente, disponiendo de una llave para coger agua para regar.

Hizo esta gran obra con las rentas de su dignidad episcopal, y no sólo aprovechó la fuente del Castiñeiro sino también otras de sus inmediaciones, entre las que estaba la inmediata a la fabrica de la teja del Cabildo. Dio principio la obra el 12 de marzo de 1753 y estaba terminada a finales de 1754. Los técnicos fueron fray Gabriel de los Mártires, como arquitecto, y Alexos Frieiro como aparejador.

La fuente de San Vicente es una tipología que ya viene del renacimiento. Consta del árbol por donde sube el agua, sobre el que descansa una nube con tres querubines que echan el agua por la boca. Encima, como levitando, San Vicente Ferrer, que era dominico y valenciano como el obispo, estuvo en Lugo en 1412, y predicó subido a un carballo que había frente a la puerta del convento de Santo Domingo.

Fiestas públicas por la terminación

El 14 de diciembre de 1754, como estaba a punto de terminarse la gran obra, el Ayuntamiento acordó celebrar festejos en honor de fray Francisco Izquierdo, teniendo en consideración el gran beneficio común y universal que había dispensado al público, que en los primeros años de su obispado, compadecido por la falta de agua que padecía la ciudad, decidió costear la conducción de la fuente do Castiñeiro, desde su nacimiento a la Plaza Mayor. Acordaron comprar suficiente cantidad de fuegos artificiales, invitar a todos los caballeros para una lucida máscara y hacer un victor que declarase la honra de la citada obra. También se convocó a los gremios para que saliesen con su divisa, que los vecinos iluminasen sus ventanas, y que todos concurriesen a festejar a su ilustrísima para manifestarle su agradecimiento.

La función estaba prevista para el día 2 de febrero, festividad de la Candelaria, y se trasladó para el día 6. Se gastaron 3.175 reales de vellón y la organizaron los regidores don Andrés Mosquera y don José Baamonde.

Las casas del Campo do Castelo

El obispo consideró que con el tiempo la obra había de tener desperfectos. Para disponer de dinero para reparar los daños hizo construir dos casas de suficiente comodidad para cualquier persona de distinción, con sus correspondientes huertas cerradas de pared, en territorio que era de su dignidad, junto al antiguo castillo, pegadas a la que cárcel eclesiástica que había hecho de nuevo, junto a la muralla.

El 17 de junio de 1758, se las arrendó a don Antonio Cosentino de Tejada, arcediano de Neira y a don Antonio Teijeiro, vecino de Oriz, por el tiempo de su vida, en renta anual de 600 reales de vellón cada una. Los 1.200 reales recaudados durante el tiempo en que estuviese vigente el contrato, y los producidos después, los destinó para los reparos y composiciones de la cañería, de las fuentes públicas y lavaderos y para las dos fuentes del palacio, quedando excluidas las de las comunidades religiosas que tendrían que arreglar por su cuenta tanto la fuente como su cañería desde la arqueta de la que recibía el agua.
De Abel Vilela, Adolfo
De Abel Vilela, Adolfo


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