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Tus prejuicios, ¿Son tuyos o prestados?

martes, 11 de septiembre de 2012
Domina la visión que tienes del mundo, tal vez puedas algún día trascender y no dividirlo todo

El prejuicio es una predisposición personal a responder de cierta manera frente a algo, donde se suele tener una idea fija sobre una situación sin conocerla en profundidad. Es una actitud aprendida, en base a las experiencias que la persona ha tenido a lo largo de su vida, sobre todo de niño y se hace como propio basándose en lo que la familia o círculo social opina del mundo. Es un juicio de valor negativo ante algo y basado en información insuficiente o incompleta, suele ofender y constituye formas de interpretar la realidad de una forma muy personal y variada. Muchas veces contienen informaciones equivocadas, llenas de generalizaciones, se anclan en la mente, siendo confirmados permanentemente por nuevas experiencias y una fuerte convicción impide aceptar maneras diferentes de ver las cosas, como que la mujer debe ser más joven que el hombre, o no más alta, no puede tener más dinero o saber más, entre muchas otros prejuicios.

Intolerancias Generalizadas

Una capacidad innata en los humanos es la de clasificación, orienta a dividirlo todo de acuerdo a rasgos específicos: clase social, edad, color de piel, religión, país. La mente la tenemos organizada para fragmentar la diversidad natural del universo. La tendencia a clasificar al mundo es la que ha dado origen al prejuicio, una vez que se clasifica a alguien según sus atributos serán aceptados o rechazados por los demás. La necesidad de pertenecer a un grupo cobra mayor sentido en la adolescencia, se discrimina a quién no reúne los requisitos para pertenecer a él. Existe una intolerancia generalizada hacia el que es diferente, el prejuicio prioriza la idea sobre la realidad de los hechos, de las cosas y de las personas.
Causas del prejuicio

En el proceso de formación de nuestra identidad necesitamos adherirnos a juicios firmes sobre lo que somos y sobre por qué no somos como aquellos de quienes nos queremos diferenciar. Entonces, en ese afán de encontrar lo que nos hace únicos, exageramos las diferencias con los que no son como nosotros, hasta el punto de prejuzgarlos de una u otra manera. Muchas opiniones prejuiciosas se forman de niño copiando la forma de pensar y hablar de los padres.

Patrones adquiridos

Todos tenemos miles de patrones mentales grabados en nuestro inconsciente, darte cuenta y deshacerte de ellos que te impiden disfrutar de la vida puedes si reeducas tu mente. ¿Cómo? Pues grabando nuevos mensajes, que fomenten el bienestar y favorezcan los pensamientos más positivos. No le permitas a tu inconsciente que te siga sometiendo, ¡libérate!

Solo tú amenazas tu seguridad emocional

Ataduras que te incapacitan para ver más allá de tu ombligo hacen que te limites y caigas en un “valle de dolor” y vacio, y que te tapes los ojos a una realidad que es mucho más sencilla que lo que crees. Un bucle de energías mentales ensucia tus pensamientos a través de tus emociones y así no abrirás tu corazón a la verdad, continuando con pautas equivocadas que te condicionan. Vida hay solo una y el tiempo es AHORA, ¡despierta de los patrones aprendidos, y transforma tu existencia!. El primer paso es entender el modo en que tus emociones gobiernan tu comportamiento, así comprenderás como funciona tu mente y tu espíritu.

Afirmaciones positivas

Son frases para reeducar la mente y generar un cambio más favorable. Cada una de las experiencias que has tenido en tu vida, se han grabado en tu memoria, cuando estas experiencias se repiten tu cerebro, te sentirás inmediatamente de la misma manera que te sentiste entonces y harás las mismas cosas, te producirá: apatía, celos, no valorarte o sentirte vacio, parejas fracasadas o no sentir placer. Si de niño escuchabas, cada vez que empezabas algo "tú no vales para eso" inconscientemente te costará emprender cosas nuevas, o “todos los hombres son unos cabrones” te toparás siempre con hombres que se comporten de ese modo, porque dejarás que te traten mal.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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