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Profunda gratitud a Maricarmen Chipe

jueves, 30 de agosto de 2012
Profunda gratitud a Maricarmen Chipe A Mari Carmen “Chipe”, ejemplo de cuanto digo.
A su marido Óscar Soto Loureiro, porque cada “cruz” necesita su cirineo. Con profundo cariño.

Por suerte en la sociedad existen personas altruistas que se sacrifican más o menos por el bien común. No hablaré hoy de alcaldes y concejales que, en muchos casos, también lo hacen. Me estoy refiriendo a otras personas que dinamizan la vida ciudadana participando en cuantas cosas se organicen, ya sea como “alma máter” o simple participante. Son personas que se sacrifican, que luchan para que disfruten los niños (cabalgatas), hacen el payaso para que los demás sonriamos (carnavales), que se esconden tras un capirote para rezar en la intimidad (Semana Santa), o nos muestran su arte en danzas, corales, bandas de música, deportes… ( todo el año) Mi mejor gratitud a todos ellos.

Estar ahí supone muchas cosas desagradables que hay que superar a base de ilusión, de saber que el esfuerzo debe servir para algo, que las zancadillas son muchas veces fruto de las envidias, del afán de protagonismo de los mediocres y que las lágrimas ( ben chamadas Bágoas) han de tragarse y seguir el camino. La sensibilidad, esa luz que emana de algunas almas fruto del sufrimiento y el silencio, les permite a todos estas personas crear su arte. Pregunten si no a músicos, pintores o poetas.

Mientras, otros sólo critican, despellejan e incluso ponen en solfa la honradez y otras virtudes de los participantes. Pretender que todo salga perfecto, que cada cual sea un artista en la faceta que desarrolle, es obligación de quien dirige, pero éste, generalmente el más capacitado, es consciente de los “mimbres” de que dispone y trata de extraer de cada uno sus mejores cualidades. Reconocer nuestras limitaciones es, aparte de inteligente, muestra de sensatez.

Y la realización de todas estas actividades requiere financiación. La ayuda de organismos y empresas que colaboren, es cada vez más demandada, pero eso no quita que también le cueste dinero al que va a los ensayos, el que compra su uniforme, o al que vende las rifas. ¡Qué buena escuela de sociología! ¡Cómo se aprende cobrando los recibos del fútbol o de las cofradías! Cobrar por el banco es más cómodo, pero menos formativo.

¡Cuánta gente como vosotros necesitan los pueblos! Podría nombrar personas que están en la mente de todos que se dedican al noble arte de la generosidad, pero he de evitar olvidos que podrían ser crueles y aquí se trata de todo lo contrario, de aplaudirles y de animarlos cuando desfallezcan, de proponerles ser receptivo a las críticas bien encaminadas, y de recordarles que esa gloria de parabienes puede ser traicionera y conducir a la soberbia. Mala consejera.

Y a aquellos que no se pringan en nada, que sólo están pendientes de despellejar todo cuanto se haga o diga, a aquellos que se esconden como si estuvieran de vuelta de todo sin haber ido a ninguna parte, les encarecería que reflexionaran un poco sobre su aporte a la sociedad; en la herencia de pasotismo que le dejan a sus hijos o a sus nietos, en que sería de su medio ambiente si no hubiese quienes se preocuparan porque estas cosas sigan teniendo valedores.

A mi no me entra en la cabeza que siempre estemos callando –no puedo remediar mi aversión a la frase gallega tan nefasta como: Neno, cala a boca-cuando sufrimos tantas agresiones de todo tipo. Y me encanta, en cambio, cuando veo a una madre que lleva a su niña al ensayo, o a su padre que, en vez de irse de vinos, lleva a su hijo a entrenar. Y después si no es Tamara Rojo o Messi, que sea persona altruista, que es mucho más importante.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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