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Errores y ladrones

jueves, 19 de julio de 2012
En el País de la picaresca robar al Estado se ha visto bien desde tiempo inmemorial. Aquellos personajillos, de los que nos habla la literatura, siempre fueron comprendidos y hasta admirados. Lo que ocurre en al actualidad es que para esta función de teatro se han cambiado los decorados (crisis), y aquellos raterillos se visten ahora de políticos, banqueros, empresarios o trabajadores que, a decir verdad, tanto monta. Y si unos se caracterizan por su mediocridad e ínfulas, otros expolian bancos, unos terceros deslocalizan empresas y los cuartos se dedican a aprender de un profesorado de chorizos e indeseables.

Mientras, una minoría silenciosa, que todavía recuerda la ética como filosofía de vida, se siente expoliada por esta pléyade de golfos que se van de rositas, ya sea con jubilaciones supermillonarias, ya escondiendo su patrimonio en paraísos fiscales. A su vez, el País, al que tanto dicen amar y defender, se hunde víctima de otros golfos como son los tiburones de la bolsa que, al fin y al cabo, sólo son los lacayos de estos sinvergüenzas.

En este contexto nuestra economía cae en manos de los chinos y nuestras inútiles autoridades se muestran resignadas ante la deslocalización de empresas, que no se contentan con pingues subvenciones, sino que chantajean- Lo acaba de hacer Alcoa en A Mariña-al Estado. Mientras éste se dedica a subvencionar hasta los dodottis aplicando una redistribución de riqueza que para si desearía Robín de los bosques. Se subvencionan fiestas, equipos de fútbol y millones de parásitos. Que quede claro que no me refiero a los auténticamente parados y que sufren dramáticas situaciones. Subvenciones para mantener empresas artificialmente y que salen de la bolsa común de la cual siempre estamos dispuestos a sacar tajada como el dómine Cabra. En versión adulterada, arquean las cuentas del Estado y roban, no el dinero de los paraísos fiscales, sino las nóminas de los funcionarios, la exigua pensión o la saca de la educación.

Mientras, Marianico el Corto, sigue culpando a Zapatero, acusándolo de despilfarro, dedicado a la sastrería remendona, desmantelando el llamado estado de bienestar que, dicho sea de paso, nunca supe lo que era. La crisis, parece claro, no es de derechas ni de izquierdas, que de eso, me parece a mí, sólo son las mentes poco críticas.

Aquí parecen no enterarse de que los nuevos escenarios requieren decorados distintos y uno muy claro es crear leyes, no amnistías fiscales que favorecen a los defraudadores, que desenreden esa maraña de paraísos donde se esconden las trampas de los ricos con las triquiñuelas de los banqueros. Ricos, que les recuerdo por si no lo saben, han sacado del País seiscientos mil millones de euros desde que estalló la crisis.

Dinero que no es recortado ni podado y del que ni siquiera conocemos el paradero. Y para legislar y perseguir estas cosas están los De Guindos ( y su “árbol”) que dicen siempre que son ellos los que mandan.

Otro escenario a considerar es que, si las empresas se deslocalizan y fabrican en otros países, sería deseable que tuvieran su mercado propio; pero la realidad es que el mayor mercado es el europeo. Así que legislar impidiendo la venta de sus productos a quien se deslocalice, no sería un insulto a la libertad como les llenaría la boca decir, sino una medida proteccionista que pudiera favorecer la economía europea. Estamos hartos de que prostituyan la palabra libertad.

Así de claro. ¿Qué es mejor el proteccionismo europeo o el gilipollismo existente? Porque lo que parece evidente es que la política de recortes sólo nos lleva a la podadora y nos van mutilados. La globalización, que tantas bocas llenó como paradigma de futuro, rápidamente se convirtió en la trampa del capitalismo salvaje para buscar en la China comunista-paradojas de la vida-la mano de obra que explotar. ¿Ven una trampa más de los sistemas? ¿Ven como la libertad de mercados y todas esas zarandajas no son más que patrañas para enriquecerse salvajemente unos a costa de la miseria de otros? ¿Vamos mantenernos impasibles ante tanto deterioro económico o es necesario una rápida y eficaz reacción que nos dinamice y de soluciones a una ciudadanía angustiada por la bolsa y la prima de riesgo?

Evidentemente no soy ni economista ni dirigente, simplemente una persona preocupada más por el porvenir que por el propio presente.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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