Nos queda Nadal

A pesar de estar considerado un fuera de serie se comporta como lo que es, un muchacho de 26 años que lleva ocho asombrando al mundo con su forma de jugar al tenis, y sobre todo con su saber estar. Rafa Nadal acaba de conseguir su séptimo Roland Garros, algo que ningún otro jugador había logrado jamás, y nada más alcanzar su hazaña, como lo haría cualquier otro joven de su edad, se fue a abrazar a su familia y a su gran amigo, en este caso Pau Gasol. Otro ejemplo de deportista, por lo que podemos decir que Dios los crea y ellos se juntan.

En esta país donde declararse español está mal visto, el lo hace y pasea la enseña nacional en cuanta pista triunfa, sin importarle lo que algunos nacionalistas puedan recriminarle.

En 2007 constituyó una Fundación para ayudar a niños y adolescentes que corren el riesgo de quedar excluidos de la sociedad, y a los cuales el deporte les abre una puerta hacia la esperanza. Por no hablar del respeto con que siempre trata a todos. Periodistas, rivales en la pista, ciudadanos que se dirigen a él para manifestarle su admiración. Menudo ejemplo para tanto deportista fanfarrón.

Gracias, Rafa. España entera, y sobre todo su clase política, agradecemos tu gesta. Durante 3 horas y 49 minutos nos hemos olvidado de lo ineficientes que resultan.