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José Miguel Gato Luaces, pionero del cine gallego

martes, 19 de junio de 2012
Jos Miguel Gato Luaces, pionero del cine gallego Orteganos en el mundo

José Miguel Gato Luaces, pionero del cine gallego

Miguel Gato nació en Santa Marta de Ortigueira en 1948. Todavía muy joven se trasladó con su familia a vivir a A Coruña. Su gran amigo de la infancia Juan Hernández recuerda que “mientras la mayor parte de los niños jugábamos al fútbol en la arena de la Plaza de Vigo, Miguel nos observaba. Venía de punta en blanco, de traje, lo cual hablaba a las claras de su posición social, y de la protección que le infundía su familia y, especialmente, su hermana Inés, la farmacéutica, que cubría todo el entorno. Fue así como le conocí”.

Entre los años 1963 y 1971, Miguel participó en el Club de Cine Amateur de A Coruña, una sociedad que hundía sus raíces en la Sociedad Fotográfica integrada en la Delegación Provincial de Organizaciones, que estaba ubicada en la coruñesa calle Real, en donde celebraban sus reuniones todos los viernes. Al Club se fueron incorporando todos aquellos cinéfilos coruñeses que sentían una especial atracción por los formatos de 8 y 16 milímetros y que se convertirán poco después en los iniciadores del Festival de Cine Amateur de la ciudad herculina.

A pesar de todo, las claves del cine que anhelaba Miguel estaban fuera del espectro conservador de la organización matriz. Por ello se unió a otros jóvenes con los que logró componer un círculo en los que, a su pasión por el cine con mayúsculas, les unía su ambición por crear un cine pensado y hecho en gallego. Pero tenían un inconveniente, las autoridades de la dictadura no veían con buenos ojos ese cine gallego, por lo que sus más osados defensores eran tenidos por elementos conflictivos. En esa sociedad considerada intrigante, denominada Grupo Enroba -acrónimo de Enrique Rodríguez Baixeras-, dieron sus primeros pasos en el séptimo arte el propio Enrique, Xavier Iglesias, Antonio Simón, Miguel Gato y Juan Cuesta, entre otros.

Al final de la década de los sesenta, Miguel se va a ir a formar en la célebre Escuela Oficial de Cine de Madrid, una preparación que se verá interrumpida por el cierre del centro en 1976. Tras su clausura, seguirá su especialización de una forma totalmente práctica, desarrollando su trabajo con los precursores del nuevo cine gallego, entre los que se encontraban Enrique Baixeras, Antonio Simón y Miguel Castelo (los dos Migueles son los que aparecen en la foto, Gato en primer plano), con los que irá alternando diferentes cometidos cinematográficos a lo largo de su trayectoria, pues, como dice Hernández Les, “para Miguel el cine era John Ford. Miguel siempre fue un espectador, ya escribiera para El Socialista, o en Teleradio, ya dirigiera A tola u O herdeiro, liderara el movimiento del cine gallego de los 70, o trabajara para la televisión haciendo programas de letras, Miguel veía pasar la vida delante de sí, sin prisas”.

En 1974, Gato se embarca en la dirección de A tola, de la que es además coguionista con su amigo Francisco Taxes, que también le hará las veces de ayudante de producción y de buscador de los escenario, algo que le remitirá a rastrearlos entr los parajes de su propia localidad familiar en Cereixo (Vimianzo). El guión cinematográfico parte de un cuento de Taxes, que es trasladado a la película como una denuncia metafórica de la opresión política ejercida por la dictadura franquista sobre Galicia. Esta historia será contada por medio de una mujer, representada por la actriz Suri Sánchez, que encarna a una Galicia invadida, un país en el que fusilan a todos los hombres. Galicia es vista como una mujer maltratada, a la que le sacan los ojos y la meten en un manicomio. Según Miguel Castelo, la película personificaba a una tierra que estaba “asoballada por unha chea de circunstancias que a rodeaban”. Durante su proyección en las III Jornadas de Cine de Ourense (1975), que estaban organizadas por Luis Álvarez Pousa, encontró entre los espectadores de la sala al gobernador civil, quien al verla abandonó el cine airado y diciendo “ahora ya sé lo que es el cine gallego”. El propio gobernador la denunció ante el Tribunal de Orden Público, que la secuestró. Una vez requisada, la cinta fue entregada en los archivos de la Dirección General de Seguridad en Madrid donde se perdió. A pesar de la breve exhibición pública de A tola, Miguel Gato consiguió hacerse un sitio entre los nuevos realizadores, a la vez que ésta se convertiría en una cinta de culto para el cine gallego.

Ese mismo año, sus amigos Enrique Rodríguez Baixeras y Xavier Iglesias le implicaron en una recreación novelada de la figura del mariscal Pardo de Cela a la que pondrán por título A morte do Mariscal. Enrique será, en esta ocasión, el director y Miguel su ayudante. La grabación la efectuarán en Ferreira do Valadouro, y aunque, como dice Baixeras, “todo ese material se ha perdido, pero sí recuerdo que trabajábamos siempre en gallego”. La película fue seleccionada para ser exhibida en las Xornadas de Cine de Ourense (1974) y después en el VIII Certamen de Cine Amateur de Lugo (1974), donde recibirá un premio.

Al año siguiente, Miguel colaborará como guionista en el filme Fendetestas, una producción sobre el simpático y famoso bandido de la novela de Wenceslao Fernández Flórez El bosque animado, Xan de Malvís. En ella se presentaba a un hombre que debido a circunstancias sociales de la postguerra española se vería obligado de hacerse salteador de caminos en el entorno del bosque mágico de Cecebre.

En 1976 dirigió O herdeiro, uno de los primeros cortometrajes que se realizaron en Galicia en 35 mm., y que estuvo producido por Víctor Ruppén. Su escenario volverá a ser la localidad de Cereixo. La cinta, de 15 minutos de duración, recibirá el premio al mejor corto en lengua hispana en el Festival de Huesca. Miguel Castelo destaca de ella su carácter “austero e lacónico co que amosou o abandono do rural por parte das novas xeracións da burguesía. Gato quixo transmitir esa especie de traición por parte das novas clases acomodadas que abandonaban o patrimonio rural e con el, parte da cultura de Galicia”. Ese mismo año Miguel producirá O cadaleito, un filme dirigido por Taxes, basado en el cuento de Ánxel Fole A caixa de mortos. Para esta obra contaron con la participación de un jovencísimo Fernando Trueba como ayudante de dirección. La película narra la venganza y el cruel castigo propinado por el administrador de un pazo contra unos aprendices de ladrones, en el que se ponen de manifesto algunos de los comportamientos en que se cimentaban las relaciones sociales del medio rural de la Galicia de hace tan sólo unas pocas décadas.

A partir de entonces el nombre de Miguel empezará a sonar como sinónimo de calidad plástica lo que le llevará a iniciarse en otras aventuras de más entidad, como puede ser la dirección de la serie Viejas costumbres gallegas (1977) que produjo para Ismael González y de la que saldrán las filmaciones de A rapa das Bestas y Os cigarróns.

Durante esta primera década cinematográfica, Miguel expondrá su saber cinéfilo por medio del libro El cine de autor en España (1978), en el que presenta algunas de las entrevistas que él y su amigo Juan Hernández Les habían mantenido con algunos de los cineastas más representantivos del cine español de la época.

Más de una década después, Gato Luaces volverá a la dirección para realizar su ya último trabajo: Pesquisas. O caso das galiñas aforcadas (1991), un programa piloto para televisión.

Una de las particularidades de Miguel ha sido que en todo momento ha demostrado su gran capacidad para desarrollar cualquier tarea dentro del ámbito audiovisual, pues, además de ser director, ha sido guionista unas veces con el dramaturgo gallego Francisco Taxes, como ya vimos antes, pero también con la actriz y escritora Emma Cohen y con otros autores en programas de televisión como Pinki o Un mundo feliz o en otros de las televisiones autonómicas de Madrid (Telemadrid) y del País Vasco (ETB). Durante muchos años, Miguel, además, mostró su talento para la crítica escrita exponiendo sus análisis a través de los artículos que regularmente aparecían en el suplemento literario del diario El País y en otros periódicos como El Socialista, Posible, Villa de Madrid o Cisneros, además de en otras publicaciones especializadas como Cinema 2002, Casablanca, Leviatán o Teleradio.

La última etapa de su vida ha estado trabajado en múltiples iniciativas
empresariales ligadas al mundo audiovisual, siendo un tanto olvidado por los que recogían los frutos que había sembrado tiempo atrás y que le ofrecieron un lugar en el mundo a la hoy pujante industria cultural en Galicia.

Así pues, se puede decir que la trayectoria profesional del cineasta Miguel Gato ha sido bastante completa pues en ella se ha combinado todo tipo de tareas en los más diversos medios: cine, producciones para distintos canales de televisión, spots y vídeos publicitarios, lo que le da un carisma particular a su obra, o, como dice Juan Hernández, “más que parecer de Ortigueira, parecía a veces un rey de Castilla, austero, seco y profundo. Miguel, el hombre tranquilo.

Miguel Gato falleció en Madrid el 19 de noviembre de 2010, y algún tiempo después sus compañeros y amigos le tributaron un merecido homenaje, al que no faltaron Miguel Castelo, hoy profesor de la Historia del Cine; Juan Hernández Les, productor, Pepe Coira, productor y crítico, Antonio Simón, director, Víctor Ruppén, productor, y el profesor Luis Álvarez Pousa, entre otros.
Suárez Sandomingo, José Manuel
Suárez Sandomingo, José Manuel


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