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A cazar golfos

lunes, 21 de mayo de 2012
El 14 de abril, día de la República, nos enteramos de que el rey de España estaba cazando elefantes en África. Después, como es bien sabido, estalló la indignación popular, porque ya sabemos que, si baja la bolsa y sube la prima de riesgo, nos van a subir los medicamentos y vamos a sufrir más recortes. Y a su (de ellos) Majestad lo han cazado como al enamorado de la Marieta de la canción: con la flor-creo que le llaman Corinna- haciendo el gili….

Entiéndase bien mi expresión, porque sólo trato de decir que estaba más en fuera de juego que Alexis, el del Barça. No se trata pues de un insulto, que luego aparecen los monárquicos e interpretan menosprecio al Rey, cuando sólo trato de describir una situación.

Lo cierto es que con los años de Pasión que estamos sufriendo- nunca duró tanto la Semana Santa y encima lloviendo-bien pudiera cazar, no elefantes ni urogallos, la especialidad de aquel Ministro (Cascos) a quien el Prestige cazó como a Cristiano Ronaldo. Por lo visto, tanto el Rey como el Presidente del Foro, se dedican a especies en extinción, que es la manera más “ecológica” de evitar que los niños futuros disfruten de ellas. ¡Con lo fácil que resulta cazar golfos!

Porque verán ustedes. Hay más golfos que las diecisiete razas de gallegos. Los hay Malayos y Gurtelianos; con trajes y con toga; amigos de constructores y socios de constructores; Campeones de Liga (Dorribos C. F.); y de la Copa de su Majestad (Urdangarines unidos A. D. Regatas); o de la Champion (Gintonic y coca Ererianos andaluces S. D.) políticos de treinta y seis razas, sin olvidar banqueros de diverso pelaje: con pluma o calvos; albertos o con botines; eclesiásticos o laicos, que se pulieron bancos y cajas en un pispás; ministros del Yack, y subsecretarios comisionistas; alcaldes de derechas, de centro, de izquierdas, del mar, de la tierra y del aire; altos cargos que reparten las subvenciones o con quienes se reparten las subvenciones; ladrones de material de oficinas; funcionarios de diverso calaña, que se escaquean a trocho y mocho; municipales, autonómicos y estatales…hasta a quien se le olvida pagar el I.V.A. (Conde Roa).

Ante tal panorama, uno se da cuenta de que ni Caperucita era tan buena, ni que aquellos reyes infantiles, justos y magnánimos, que defendían a los humildes de los atropellos de los poderosos, tienen motivo alguno para despertar del sueño en que se quedaron dormidos. Sí, se quedaron a dormir en las páginas de los libros, porque comprendieron que con los adultos los juegos siempre se construyen a base de monedas y se realiza trueque de conciencias; se venden, no casitas del maldito monopoli, no, sino urbanizaciones en la costa dependiendo de quien sea el jeque. Y así los juegos pierden su encanto.

Por eso, los ciudadanos se están convirtiendo al Republicanismo, para ver si así surge alguien capaz de frenar la voracidad de los mercados. Alguien que sea capaz de expropiar a tanto ladrón, aplicando leyes antichoriceo, se llamen ellos fondos de inversión , mercados, o hijos de la golfería. Esos ladrones “legales” que empobrecen a la gente y que tanto llevan expoliado a la ciudadanía. Y nos despojan de unos recursos lícitamente adquiridos, bajo el paraguas de una legislación obsoleta.

Es preciso encontrar a la persona que pueda comprender que eso de la globalización es un subterfugio del capitalismo salvaje para destruir el pretendido estado del bienestar. Buscar a la persona idónea que recupere la industria que se fue a otros países para que de una vez por todas termine la secular lacra de la emigración.

Animar a la inversión para restablecer, al menos, el estado anterior a la crisis y recuperar los cincuenta años de progreso que se llevó por delante la reforma laboral. Porque necesitamos encontrar a quien haga aflorar la economía sumergida y luche contra los paraísos fiscales y obligue a reinvertir a todos esos “patriotas” que esconden su capital y sólo están dispuestos a financiar sublevaciones militares; se necesita, y es muy urgente, una reforma de la política fiscal que no permita tratos tan escandalosos como deudas a la seguridad social de, por ejemplo, equipos de fútbol. ¿Vamos a seguir siendo el paraíso de las subvenciones, del fútbol y el botellón?

Tajo tiene un rey que al que nadie obligó a aceptar la corona, y no es verdad que sea símbolo ni bandera. Es una persona de sangre roja que juró defender a su pueblo, y justo es reconocerle algunos méritos, como recuperar la democracia ante la asonada de Tejero-por cierto salieron casi de rositas, aunque ya circulaban listas de linchamiento- y que siempre debe ser el reflejo del clamor popular. Lo demás, que sea monarquía (carece de sentido en pleno siglo XXI cualquier eco divino) o república, es a mi entender, accesorio.

Lo importante es merecer el respeto de la ciudadanía con una vida ejemplar al servicio del pueblo. Ya no hay súbditos, sino ciudadanos críticos y exigentes de una moralidad pública que también incluye al Rey.

Bien haría el rey rectificando-reconocer el error le honra y ahora veremos si hay propósito de enmienda-evitar los escándalos, dedicarse en cuerpo y alma a colaborar para salir del atolladero en que estamos inmersos porque con la lluvia de paro, cierre de empresas, desplome de la bolsa, la recesión del país, recortes de todo tipo y así una ingente retahíla de problemas, es sumamente necesaria su colaboración y, aunque sólo se dedique a cazar golfos-¡ Cuánto dinero llevan robado a Europa, por ejemplo! O a la Seguridad Social…

Y hasta se ríen con desfachatez para como aplaudiendo una picaresca en la que somos especialistas. Es urgente, repito, recuperar la moralidad pública y ahí tiene su Majestad tajo.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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