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15M: Brutalidad policial

miércoles, 16 de mayo de 2012
Se nos está muriendo el 15M con cada día menos indignados, y los periodistas, que lo hinchamos para que nos diera muchos titulares, vemos con dolor esta agonía.

La Puerta del Sol de Madrid ya no se llena. De noche no quedan a dormir allí ni doscientos indignados, todos okupas, lo que hace huir a otros indignados amantes del jabón.

En la Plaza de Catalunya de Barcelona hay más gente pero porque aquella ciudad es la meta okupa del sur de Europa. Claro que, como en Madrid, los indignados más asiduos a la ducha huyen también.

Pero los periodistas seguimos innamovibles como agitadores vocacionales. Convertimos cien indignados en varios miles y narramos los desalojos para librar las plazas de madrugada como actos de terrible brutalidad policial.

Vea o escuche usted los informativos de TVE, la SER y La Sexta, y descubrirá que llevar en volandas a los indignados es una muestra de fascismo e intolerable abuso policial.

En las Mañanas de la 1 la periodista de las entrevistas, que a veces sólo son un monólogo suyo, interrumpe como de costumbre a los invitados sin dejarles hablar y le exige incansablemente a la delegada del Gobierno de Madrid que confiese que los policías son unos asesinos o algo peor, seguramente antropófagos, pero, cachis, no lo consigue.

Dos heroicas redactoras de El País, Pilar Álvarez y María Hervás, narran sobrecorgidas, como aterrorizadas, el desalojo feroz de quienes querían acampar en la Puerta del Sol: “Nos rodearon, caminaban en varias filas”, dice un indignado, que denuncia muy irritado que “nos empujaron”.

Una chica protesta porque la sacaron “con un brazo doblado” y le propinaron “un puñetazo” en las costillas.

Un indignado llamado Emilio le cuenta a las periodistas que “Mientras recogía mis pertenencias la policía me empujaba hacia la calle del Carmen”.

Terribles escenas de tortura y sadismo contra un 15M que se muere, en lugar de crecer, por el “abrumador clima depresivo que deprime también el derecho de manifestación”, dice el sociólogo progresista Gil Calvo.

Es decir, que cuando hay más motivos para protestar, está uno tan depre que protesta menos: una teoría polivalente del francés Paul Virilio, que justifica igual que haya manifestaciones como que no las haya, el derecho que el revés, o que se está en el polo norte a la vez que en el sur.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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