Agresión medioambiental

AGRESIÓN MEDIOAMBIENTAL

Me informan mis amigos Elia y Vicente, agricultores ecológicos de Ribadeo, que pretenden fumigar los eucaliptos de A Mariña con un producto altamente contaminante, y que pasa a la cadena alimenticia, para curarlos de la agresión de un parásito que los mata. Otra agresión más al medioambiente, pero que esta vez es respondida por un colectivo de asociaciones –enhorabuena-que se han movilizado para lograr que la Xunta lo evite.

Esperemos que la Consellería de Agricultura oiga a los protectores de la naturaleza y defienda lo intereses de sus ciudadanos, y no los de la empresa Basf, que es la interesada en dar salida a un producto desechado por la CEE.

Hace poco tiempo, escribía en el Heraldo de Vivero, un artículo titulado “Solos en el desierto”. En él que me quejaba de la falta de concienciación social sobre las agresiones al medio ambiente y del nulo compromiso en la defensa de la naturaleza de las instituciones de la zona. Evidentemente, apareció una periodista de Alcoa, de esas que fichan las empresas para lavar su imagen, y me respondió, que no convenció, exponiendo una serie de datos que, según ella, avalaba la Xunta. Lo que no sabe la periodista en cuestión, es que ya conocemos la connivencia de las empresas y los organismos oficiales para esconder –por mucha ley de transparencia que haya-esas agresiones al medio y que muy bien pudieran explicarse con análisis de tierras y aire en las zona afectadas. Pero también hay sentencias de tribunales que avalan estas palabras y que condenan a la empresa en cuestión. Porque sería deseable saber la procedencia de las manchas de la fruta, por ejemplo, por no hablar del alto índice de cánceres existente en nuestro entorno.

Ciertos médicos hablan, a nivel coloquial, del peligro del flúor, que, lo afirma el diccionario, ataca los metales y es altamente tóxico. ¿Es una casualidad tanta mortandad o es un índice normal? ¿Qué dice la Consellería de Sanidade? No, no tratamos de alarmar, sino que reclamamos el derecho a ser informados, y sobre todo ser respetados, por parte de nuestras autoridades que para eso están y cobran. Y bastante, por cierto.

Ahora viene el ‘pesticida Cascade, igual que vino el Nitramón en su día, que todavía se usa, aunque esté prohibido. Pero parece que no escarmentamos con la agresión de los químicos y su negativa influencia en el medio. Aviso a navegantes:

Personalmente conozco de primera mano la enfermedad SQM (Sensibilidad química múltiple)- La padece mi mujer y no puede, por ejemplo, vivir en Madrid por más derecho constitucional que la avale- Es una enfermedad que está creciendo mucho y que consiste en el ataque de los productos químicos a la persona afectada. Hay personas que viven en sus casas aisladas de los productos sin poder salir y evitando todo contacto con colonias, tabaco, ambientadores, detergentes, lejías, asfalto…y, en definitiva, productos químicos, que resultan sumamente agresivos, y para los que la única medicina paliativa es vivir en un entorno limpio como la orilla del mar o las montañas. Su comida debe ser ecológica, y, si no lo creen, busquen ustedes en Internet y verán si es cierto cuanto digo. Además, en la tele han salido reportajes de enfermos, por cierto, abandonados por las autoridades sanitarias que se niegan a reconocerla como enfermedad por culpa de la crisis o simplemente los inspectores de la Seguridad Social demuestran-hay que cuidar el curro, aunque se trague con ruedas de molino- que son inhumanos.

En definitiva, ustedes verán lo que hacen con el medio ambiente. Si no les llega ya con el destrozo que lleva hecho el eucalipto en la zona-se busca la rápida rentabilidad sin pensar en como queda el monte a la larga-quizás sigan aceptando los colorines y barnices de la fruta del super, pensando que la colonia confiere personalidad, fumen para ayudar a los pulmones a desarrollar un cáncer, acepten ser la cloaca de la industria española-las empresas más importantes son Alúmina y Endesa-,en definitiva, elijan la pasividad o, a lo que yo los animo, movilícense en la defensa de su hábitat, que es la mejor herencia que pueden dejar a su hijos.