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La confianza, ¿Puede llegar a dar asco?

lunes, 30 de abril de 2012
Las relaciones suelen empezar con un nivel de corrección y con el tiempo decrece, disminuyendo así la formalidad

Cuando vives con alguien con el tiempo se termina uno comportando como antes no hacían, con detalles particulares que sólo salen en la intimidad del hogar y pueden rozar lo vulgar o lo "guarro”.

Según pasan los años de convivencia se va entrando en esa comodidad donde a uno le da por; sacarse los mocos con el dedo, chupar el cuchillo de la mantequilla, echarse un aire por arriba o por abajo, rascarse las zonas intimas, pasearse en pelotas por casa, hacer las necesidades con la puerta abierta del baño o hablar con la boca llena y todo delante del otro.

Si haces entre 1 o 3 cosas de estas es que te sientes muy cómodo pero si son casi todas es que no te cortas ni un pelo, ¡vamos! pero si además las aguantas de tu pareja es que realmente la amas.

Observa estas conductas y a modo de test, verás cómo es cierto y no se equivocan los resultados sobre si la confianza da asco o no.
¿Completa confianza?

Cuando y quién empezó a comportarse de forma tan natural, deja de ser importante cuando ya uno se acostumbra. Tener intimidad es fácil, cuando te empiezas a sentir cómodo, pero a veces no es tan bueno.

Dormir con rulos o cortarse las uñas en la cama, orinar delante del otro o hablar mientras se hacen necesidades mayores leyendo el periódico. ¡Con lo que llevó conquistar a esa persona, días y meses de cortejo y primeros encuentros como para terminar rompiendo ese glamour con estos pequeñitos detalles!.

Se supone que uno deja de fingir o solo dar su mejor imagen a partir del medio año de convivencia, aunque los hay muy pudorosos y pueden estirarse más en el tiempo buscando la intimidad para estar y sentirse totalmente cómodos con sus manías y comportamientos no tan elegantes. Antes ni las mujeres cuando daban a luz dejaban que sus maridos las vieran.

El encuentro con Dios

Muchos llaman a ese momento tan íntimo y necesario de evacuación del intestino, tener un encuentro con el señor en el confesionario, y es que puede llegar a ser realmente místico. A todos no les resulta fácil sacar sus desechos al exterior, y pueden tirarse horas en el retrete esperando como si fuera un parto. El intestino está muy relacionado emocionalmente con la manera en la que digerimos las cosas en nuestro ser, si eres estreñido tu problema es que te cuesta soltar viejos pensamientos que no son útiles y te contienes de decir o hacer algo por miedo a disgustar o perder a alguien, o que le cuesta dar y prefiere guardar ciertos sentimientos para sí. Las malas ideas deben ser tratadas como se desechan en el plano mental, y seguro te beneficia permitirte decir y hacer lo que quieres, se entiende que uno somatiza así, no solo de un día, sino si es la costumbre habitual.

En cambio si eres más bien suelto, tiendes a tener diarreas o evacuas varias veces al día, rechazas demasiado rápido lo que puede ser bueno para ti, siendo difícil de asimilar. Sientes más rechazo y culpa que gratitud.

Si creyeras que te mereces ser feliz y las cosas que te suceden nutriéndote de buenos pensamientos podrás regular la manera en la que entras en contacto con tus emociones y como las dejas salir de ti.

Asco pero asco del bueno

No hay demostración más bonita que ver a la persona que amas llena de virus y estornudando, sonándose o colgándole los mocos y decirle lo preciosa que está o cuando se levanta y con las legañas aun pegadas la ves espectacular.

No debería la profundidad del compromiso de una relación ocasionar un descenso de la educación, cumplir en horarios para compartir comidas, dar las gracias, pedir perdón en el momento que sea necesario o algo tan simple como saludar, dar los buenos días o las buenas noches, es decir mantener unas formalidades es básico para que ambos se aporten cosas sencillas porque la educación formal en el trato es vital para una buena convivencia en pareja.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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