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Ideas mod(l)estas IV

viernes, 23 de marzo de 2012

Leía estos días un aforismo medieval según el cual “un hombre sin dinero es una imagen de la muerte”.
Hoy a un casi ochentón por el delito de trabajar y gastar su dinero, el que había ganado profesionalmente sin una ayuda, ni una subvención, ni un descuento, ni el menor trato de favor, sin haberle descubierto ocultación de ingresos, blanqueo de dinero, agios, tráficos o granjerías, comisiones u ONGs, le han asestado un rejonazo que él espera y desea que sea de muerte para honra y paz de las reatas, rebaños y hordas de vagos, maleantes, políticos corruptos y demás ralea de basura humana que ha abarrotado a este país con minúscula donde el derecho al ocio y al vicio prima sobre el trabajo, donde se ha hecho oficial el lema de que el listo vive del tonto y del que trabaja y de que el trabajo envejece, embrutece y envilece por lo que hay que dedicarse desde la más tierna infancia a vivir de “la política” y del sindicalismo hasta ser ministro o liberado sindical.
Por eso, el lidiador rejoneado cual cornudo bicho no sé si meano, bragado o zaino, se declara dañado por una testiculóporosis y sufre de hispanogsia porque se siente destruido en sus gónadas y agnóstico en cuanto suena a España aquella nación preclara y digna y hoy piltrafa y despojo en manos de villanos indignos y putrefactos chamanes de la mentira, la hipocresía, el filibusterismo y la indignidad, el deshonor y la desvergüenza, el impudor y la amoralidad, la corrupción y el envilecimiento.
A la espera de la pronta emigración a la personal eviternidad estas bocas llenas de expresiones grandilocuentes con babosas alusiones a la democracia y al estado de derecho en un lodazal quebrado, una ciénaga encharcada con lo más hediondo de la sociedad nacional y extranjera que aquí ha encontrado su Edén, a las escasas y contadísimas gentes de bien que cuales voces que claman en el desierto desde los escasos y reducidos medios de comunicación que aún defienden el honor y la dignidad por lo que también son objeto de persecución por la injusticia, así como a los anónimos ciudadanos honorables que aún mantienen sus principios incólumes, que el Dios de la fe y de la esperanza os los fortalezcan para seguir peleando por …..ojala sepáis porqué.


Suerte y fuerza para aguantar.
Aquí sólo lamento “Vae Victis”. ¡Ay de los vencidos!

Goás Chao, Domingo
Goás Chao, Domingo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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