Dinero Negro

Allá por el año 1989, como sin duda algunos de ustedes recordarán, sobre todo si resultaron afectados, surgió un “affaire” que conmovió la economía nacional. Fue conocido como el de las Primas Unicas, un producto ofertado por distintas entidades bancarias –cajas y bancos-, que suscribieron buen número de ahorradores lucenses, animados por la circunstancia de que se les proponía un sistema que se consideraba exento del Impuesto sobre la Renta por tratarse de un seguro. No lo admitió finalmente así el Ministerio de Hacienda, con una intervención feroz por parte de Josep Borrell, estonces Secretario de Estado, que amenazó a todos los suscriptores con las penas del infierno por su falta de cooperación con el Estado. A la postre, los pobres engañados se apresuraron a realizar liquidaciones complementarias o bien fueron objeto de sanciones por la Inspección, cuando no refugiándose en otro producto opaco, los Pagarés del Tesoro, con bajo interés, que entonces era del cinco por ciento, precisamente concebido por la propia Hacienda, pero los responsables del lanzamiento de las primas únicas se fueron de barato porque así lo decidió el poder político.
Ahora, al cabo del tiempo, nos encontramos con una situación mucho más grave. La bolsa del dinero negro en España se ha calculado en una cifra impresionante: de un billón a un billón y medio de pesetas, lo que ha producido un “”boom” especulativo en la vivienda cuando hay que sacar el dinero del calcetín para convertir las pesetas en euros. Concretamente, en la ciudad mediterránea en la que me encuentro para pasar la invernada y en el corto plazo de un par de años, el precio de la vivienda se ha incrementado en un cien por ciento y no sólo por culpa del dinero opaco nacional, sino también por la intervención de las mafias: la rusa, que controla la prostitución proveniente del Este; la china, que acapara comercios y restaurantes; la rumana, especializada en la mendicidad y las sudamericana y magrebí, que explotan a los trabajadores.

Un ejemplo nos dará la idea de a que extremos ha llegado la especulación: En una céntrica inmobilaria se exhibe este anuncio: “ Se vende apartamento de lujo, cercano a la playa. Precio, ¡108.000 millones de pesetas!” Evidentemente, mucho “negro” hace falta…