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Trabajar hasta que te mueras

lunes, 13 de febrero de 2012
Rajoy presidente y sus ministros han aprobado la Reforma Laboral que -dice el discípulo de Pío Cabanillas- “va a suponer una huelga general y muchos sacrificios para los españoles”. Además, por si tuviéramos dudas, añade:

—- No queda otro remedio si queremos arreglar la caótica situación laboral…

¡Y tan caótica! A mí me quedaba solo la esperanza de que, en este año 2012, disminuyera el paro, aunque solo fuera un poquito, y…

—- Este año no solo no disminuirá el paro sino que llegará al 26 y pico por ciento de la población activa…, dijo el presidente al Parlamento.

Es decir, en cifras redondas, llegaremos a los seis millones de trabajadores inactivos.

¡Joder! Más de lo doble que en aquella crisis de la Transición, cuando Felipe González entró acongojado en la Moncloa…

¡Ah! ¿No sabes la anécdota? Me la contó un día Eduardo Sotillos, querido compañero que fuera portavoz de su gobierno. Se refiere a las primeras palabras que pronunció Felipe cuando se sentó por primera vez en el sillón del presidente:

—- Bueno y ahora hay que gobernar… ¿Por dónde empezamos? -inquirió a sus compañeros el líder socialista.

Porque conozco a Mariano Rajoy, desde hace muchos años, se qué él tuvo claro “por donde empezar”, aunque no nos guste a nadie ese comienzo.

Pero nos queda el consuelo del refranero, muy utilizado por mi madre cuando algo, en un primer momento, no salía bien…

—- Los gitanos nunca quieren buenos principios, decía.

Debía ser porque mi madre tenía un gran respeto a los gitanos, que siempre confió más en ellos, en su organización patriarcal, que en las entonces llamadas “incipientes” fuerzas políticas recién salidas a la palestra democrática.

Yo no quiero ser agorero pero este comienzo pinta mal, presidente…

Y no lo digo por falta de confianza o porque no te crea capaz de resolver esta ecuación económica que los de letras como yo, te lo juro, no entendemos.

No. No me asusta tu manera de plantear la situación: abiertamente, sin tapujos, tomando tú mismo el toro por los cuernos; tú que eres tan taurino, de esos que saborean el puro cuando, en la Plaza de Pontevedra, el Ponce corta cuatro orejas y dos rabos…

Lo que realmente me preocupa es lo que hay detrás de todo esto, máxime cuando esta semana escuché decirle al primer ministro sueco:

—- En esta situación de crisis, los trabajadores han de prolongar su vida laboral hasta los 75 años…

El primer ministro Frederick Reinfeldt le ha echado un jarro de agua fría a sus paisanos, esos mismos que esperan quemarse al sol en la playa de Benidorm incluso en febrero, parientes de aquellos otros que están interesados en comprarse un apartamento en la España costera, aunque sea en Laxe…

Yo que soy un fiel seguidor de Paul Lafargue, ya sabes, el yernísimo de Carlos Marx, ese que escribió “Elogio a la Pereza”, aún no me puedo creer que un primer ministro sueco quiera jubilar a sus paisanos a los 75 años… ¿Te lo imaginas?

Bueno, pues algún comentarista ha escrito que este es un aviso para navegantes, solo un aviso para navegantes…

Y con estas cosas, con estos avisos, puede que por aquí, por estas tierras de la Galicia periférica compostelana, la gente empiece a cansarse pronto de ser europea…

Con estos sobresaltos… ¡Hay muy pocos que quieran por mi tierra tomar ese autobús!


www.galiciaunica.com
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


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