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Magostos

lunes, 14 de noviembre de 2011
Magostos Adentrándonos en noviembre, las largas noches propiciaban veladas con fiadeiros, recordando tiempos en Abedes la costumbre de reunirnos en le "lareira" en torno a la fogata de leños donde se asaban castañas en el "tixolo", que no faltaba en ningun hogar, y se manejaba con habilidad.
Se consideraban "magostos" caseros a base de castañas y jarra de vino que se calentaba, azucarado, para acompañar la degustación.
Era un ritual que encajaba en la tradición invernal, costumbre arraigada en las primeras décadas de siglo, aprovechando la recogida del fruto y su venta en el mercado de la Plazuela con la presencia de "castañeras" de la montaña, donde el castaño es un símbolo en el paisaje.
Recordamos los primeros magostos siendo niño en tierras de Viana, Valdeorras y de la Granxa de Oimbra y, en Abedes, en la cocina de la familia de tío Francisco y tía Magdalena, o en la "Palleira" de Benxamin, incluso en el fiadeiro de la casa de don Santos.
Pero el magosto en el campo el día indicado era el de San Martín, patrono de la Diócesis con romería en Vilela.
Acudíamos en grupo a encender la hoguera en los parajes más insólitos, ceca de arbolado para mitigar la presencia de la lluvia calentándonos con las manos ateridas por el frío extendidas al calor del fuego, mientras se asaban las castañas.
Una vez más tenemos que referirnos al juez que fue de Viana y de Valdeorras, Nicolás Tenorio, que con su chispa de buen andaluz, relata esta costumbre ancestral en su libro de costumbres gallegas con esa liturgia del magosto y cita como los jóvenes bailan y se divierten comiendo castañas y bebiendo el primer mosto de la última cosecha.
En Verin, allá por los años cuarenta, si el tiempo acompañaba, nos encaminabamos al campo provistos del fruto, leña seca y unas botellas de buen vino casero. En caso de ser día lluvioso, quedabamos en las inmediaciones de la Preguiza en la caseta de la viña, con noria de viento, de Aurelio Pérez cantando y jugando a los naipes o leyendo libros allí apilados.
Días de magosto de prontas anochecidas, en especial el once de noviembre, con una de las mejores ferias del año de ganado de cerda en la Alameda que recordaba el refranero: "A todo porco chegalle o seu San Martin". Fecha de magosto y de matanza.
Difíciles de olvidar aquellos años; aunque la tradición se mantiene, va perdiendo una de las costumbres de un escenario que añora Carminha en una de sus reflexiones escribiendo sobre el Verin de hoy y el de antaño.
En la lejanía, como todos los años, asaremos castañas para no perder la costumbre; aunque el escenario del ambiente es distinto del que disfrutabamos en nuestra juventud.
Nieves, Joaquín
Nieves, Joaquín


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