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Vuela el pensamiento

viernes, 04 de noviembre de 2011
El trueno de la tempestad asusta con la lluvia, cayendo, parece que habla, amenazando una noche, revoltosa.
Contra mi costumbre, estoy calmada, solo tuve un poco de miedo preparándome para la tormenta.
Desde que tengo una inmensa cicatriz que me recuerda que sigo viva de milagro, siento los cambios del tiempo, más que otras personas de mi entorno. De pequeña sufrí mucho en aquella casa grande de mis padres. Me ocultaba en los armarios, detrás de los trajes. Allí quedaba, quieta con mis mascotas, los dedos tapando los oídos y esperando que pasara la tempestad.
Ya de chica fui a probar mi traje de novia a la ciudad, cuando regresamos el teléfono estaba hecho añicos por el suelo, bombillas encendidas, que no se apagaban, otras que no encendían. Lo mismo sucedia en la iglesia donde iba a ser la boda, quedó sin campanas y en su lugar quedo un agujero enorme. Tuve que casarme en una capilla pequeña, en un monte, desde donde se veía mi casa.
Siempre me ponia nerviosa cuando había tormenta. Una vez fui desde Oporto hasta Vigo por carreteras estrechas, sentada en el suelo del coche, tapando la cabeza y rostro con mí abrigo, casi doscientos kilómetros agachada.
Hace dos años estuve seis meses sola en el piso de la playa. Aquel otoño e invierno, como ahora fueron de locura, vientos ciclónicos, lluvia, tormentas, ni fuegos artificiales se pudieron hacer ya que el mar sereno, creció y destrozó la plataforma donde estaba la pólvora y la empujó para el medio del arenal.
Una noche entera estuve sin luz. De tal forma lo pasé que perdí el miedo.
Vacunada de temores, solo tengo ahora respeto y poco más en casos semejantes hacia los que vuela el pensamiento.
La vida es la mayor escuela que hay. Las circunstancias nos obligan a tener coraje. Hago experimentos para medir mis capacidades. Hasta ahora los he superado.
Solo temo a Dios, al resto no.
Si El está conmigo, soy feliz y adelante para siempre.
La tormenta ya no se oye,.Quizá vuelva más tarde, cuando esté en los brazos del sueño.
Así pasó un día. Mañana será otro. Deseo que mi despertar sea dulce y alegre, sin temores a estas inclemencias cambiantes del tiempo en esta maravillosa tierra tan maltratada por los ultimos siniestros forestales.
Nieves, Carminha
Nieves, Carminha


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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