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¿Quién es el amor de tu vida?

martes, 20 de septiembre de 2011
Lo importante no es encontrar la persona indicada sino ser la persona apropiada.

La vida regala desde los amores más platónicos en la adolescencia a las idealizaciones, avanzas en años y te enamoras o tienes enconamientos, relaciones cortas o largas, de inicios pasas a rupturas y vas de la felicidad a la tristeza, de la ilusión al vacio, un bucle eterno que se repite.

Cuando aparece el amor de tu vida, no lo olvidas jamás, si no está contigo parece que lo buscas en cada persona que se cruza en tu camino o quieres encontrar detalles en los demás que te lo recuerden. Puedes conocerlo en tu infancia o adolescencia, y luego hasta la etapa adulta no fusionarse, o a cualquier otra edad.

Para darte cuenta de quién es, si lo has conocido o para tenerlo claro cuando lo encuentres, pregúntate entre otras cuestiones; si compartís el mismo propósito de vida, qué quiere cada uno y si estáis dispuestos a caminar por el mismo sendero. Si te sientes a gusto al expresar y compartir los sentimientos, te comunicas abiertamente, tienes confianza y te ama como nadie lo ha hecho antes. Es importante saber si quiere mejorar y crecer como persona, como emplea su tiempo, como se relaciona con los suyos, como muestra gratitud y respeto hacia los demás y por supuesto a ti.

A ese ser lo extrañarás si no lo tienes, te protegerá para superar cualquier crisis, te cuidará en las enfermedades, te apoyará en la profesión, será una ayuda mutua llena de confianza y respeto.

Escoger compartir la vida junto a esa mujer o hombre de tu vida es una elección en la que triunfa la entrega por igual y sentirse completo. Las relaciones que solo se basan en la pasión duran como mucho dos años y si pasan de ahí, es porque al menos uno de los dos, aguanta y calla las impertinencias del otro con sumisión hasta que al final termina por romperse todo.

Del apego al desapego

Poner patas arriba tu vida y desbaratarla, solo es capaz de hacerlo alguien que ha calado hondo en tu interior, se gana el reino de tu corazón y mente con caballerosidad y lo gobierna cada segundo con valentía. Solo una mirada, caricia, beso o abrazo te hace temblar y coloca permanentemente un sinfín de mariposas en tu estomago. Todo te recuerda a esa persona y no sabes que hacerle para contentarle, en definitiva, su felicidad es la tuya. Compartir la vida junto a alguien que quieres es importante, y más si te enriquece y aporta un sentido a tu vida, nada tiene sentido sin esa persona, si no la tienes te falta un cachito de algo tuyo. El amor de tu vida fomentará que seas mejor, te animará, impulsará, y sacará siempre lo mejor de ti, apoyará incondicionalmente, no hará nada que te dañe y trabajará para que la relación crezca unida. Ante la pérdida de un amor, no duermes, no comes y no vives comienzas un desapego, un duelo donde las heridas y la desilusión toman posesión por decreto ley. Solo el amor verdadero puede superar pruebas, tomándose el tiempo necesario para recomponer cualquier situación con humildad y verá con honestidad cualquier error propio.

No le pidas peras al olmo

Para no sufrir en balde es bueno saber con quién se está, porque no vaya a ser que le pidamos peras al olmo y esto no fructificará jamás, de donde no hay no se puede sacar y es importante saber diferenciar el amor que te dan, si es del bueno o del mediocre y los recursos con los que cuenta cada parte para gestionar sus emociones, no todos están preparados para amar ni para ser amados, algo importante a tener en cuenta. Los que ponen condiciones para estar juntos pareciendo que te hacen un favor, se esfuman frente a los problemas, no saben decidir en conjunto y te dan solo migajas de su tiempo, realmente no quieren una relación de pareja estable, su egoísmo afectivo les impide simplemente no comprometerse demasiado. Así que lo ideal es equilibrar opuestos entre las diferencias que se tengan para terminar complementándose, tener afinidades con los mismos valores y hábitos comunes, estés con quién estés. El compromiso permite que haya ajustes en muchas cosas y todo lleva un proceso de tiempo y vivencias juntos. Partir de una base de igualdad en la que se da y recibe lo mismo. Alimentar a diario con afecto el universo de la pareja, conservará y mantendrá cualquier estructura, los problemas son buenos porque ayudan a crecer, aprender a resolver conflictos los dos unidos es muy positivo. Cuidar el cuerpo, lo que se ve para tu pareja y más aún el alma, lo que no se ve, que en definitiva es lo que sostiene el equilibrio, potenciando lo que se piensa en positivo, siente, la personalidad y el amor.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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