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Reflexiones de un final del verano

miércoles, 07 de septiembre de 2011
Vagando sin destino, solo caminar despacio, quizá me encuentre con alguien descansando a la orilla del camino y me salude.
Era bueno, estoy cansada de andar sola. Puede ser que encuentre otro solitario.
Lo tengo que hacer, tengo que cansarme, sentir las piernas agarrotadas para olvidar otros dolores que no salen de dentro de mí.
Quiero hasta quedar exhausta para cuando me acueste, el sueño venga pronto y pueda descansar.
Hay sitios en el mundo donde se muere de hambre, de sed, de una bala perdida, de un atentado, o en cárceles con olor a una muerte anunciada, ¡terrible!. La gente lo mira en la tele, pero no tienen que cansarse para dormir.
Así está el mundo. Así siente la gente, estamos más muertos que ellos.
Se que nada podemos hacer. Somos insignificantes delante del poder en manos de gente sin escrúpulos,¡ que mundo!...
Siento frío que me traspasa, soy inútil, estoy preocupada con cosas fútiles, que me dan vergüenza.
Miro las alfombras rojas, los artistas posando para los fotógrafos, una multitud aplaudiendo, mientras miles de niños imploran un poco de pan, o de agua.
En e-mails, me mandan fotos de palacios, de cosas, que ni sabemos de su existencia, veo a labradores tirando fruta al suelo, patatas, uvas, leche. Y aquí, muy cerca, niños en asilos, en casas de cartón, donde llueve, con compañía de ratones, de bichos donde falta lo que sobra a muchos.
Tendríamos que hacer un mapa nuevo del mundo, no el mapa de los países. Otro con la palabra miserias humanas, como así lo siento.
Por eso camino, sin destino, para cansarme y no pensar en nada. Andando nada puedo hacer, ni olvidar lo consigo.
Hoy en día hasta me cuesta comprar un traje, siento vergüenza por ello, esto me sucede. Hago cuentas y más cuentas para vivir; pero, ante tanto sufrimiento, soy una privilegiada.
Y vosotros ¿Que sentís?.
U na plegara tendriamos que hacer por aquellos que hoy tienen por compañia el hambre que pasan y sufren miseria y privaciones padeciendo enfermedades.
Después de un día lluvioso y oscuro, otro vino claro y sin lluvia, deseo que el tiempo sea amigo mío y me deje sentir el sol en mi piel.
Sé que en septiembre ya huele a otoño, más, al final del día, pero si tengo un poco de calor, quizá pueda andar por la playa medio desierta, oyendo las gaviotas, y el rumor de las olas , con su canto triste, cadencioso en la arena, sin marcas de otros pies, pequeñitos y mayores, del follón de agosto.
El rumor en verano hace eco, parece que sube hasta el azul del cielo. Es entrañable. No se puede describir, pero septiembre, es casi solo el ruido de la naturaleza, es bueno, nos llena de paz, una nostalgia invade nuestro ser, sentimos algo que es pan para nuestro sentir.
Te pido, mi querido sol, que me hagas compañía,¡ la necesito tanto!. Acuérdate que es la primera vez que tengo compañía apacible de mi amigo, danos la limosna de poder gozar nuestras vacaciones, ya vendrá el invierno crudo, con frio y lluvia, fustigados por vientos agrestes.¡ Por favor!, solo son unos días. Déjame ser feliz, probar lo que es tener y poder vivir una parte de mis sueños, como tanto deseo.
De los humanos ya nada espero, pero de ti aun no he perdido la esperanza que me regales un poco de sol, para disfrutar los días que tengo para mi, ser yo en plenitud y fuerzas para ganar la batalla que tendré que afrontar cuando llegue el invierno.
Va a ser duro, lo sé. Pero quiero y tengo que ganar mi sitio en lo que es mío, no dejaré que me lo quiten.
En mi casa con confort, entraras, amigo mío. Tomaras tu café sin andar corriendo con mi mano en la tuya a por la calle, acudiendo a un café.
Por eso quería que vinieras en septiembre a mi playa y que refuerces, con tu calor y luminosidad mi querer.
Sé que no estoy sola, que te tengo a mi lado, pero solo yo puedo hacer frente a quien me hace la vida un infierno.
Aquí dejo mi promesa, voy a ganar. Contra la maldad, bondad, contra la mentira, verdad, contra la mala educación hacerme respetar y, de una vez por todas, hacer entender que estoy en lo que es mío.
Si supieran lo que me cuesta esta situación, seguro que pensarían dos veces, antes de insultar y querer ser dueños de los bienes ajenos.
Así me voy llena de esperanza a mi playa, con el sol por compañía y con la mejor persona que he conocido en mi vida y que nunca la dejaré.
Mis deseos, mi voluntad, mi querer, es inmenso, nunca lo echareis al suelo, por mucho que hagan. ¡Nunca!.
Nieves, Carminha
Nieves, Carminha


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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