A mi cuerpo pido perdón

El color de los ojos no cambiará con tanto llanto, tanto mirar, tanto suplicar con la mirada y no quedaran sin él.
El cuerpo humano es una cosa que no tiene explicación, hay órganos, que resisten al tiempo, a malos tratos, al cansancio, desesperación, desilusiones, alegrías, un sinfín de cosas.
Y continúa su labor dejándonos vivir, cuando lo tratamos tan mal
Agotados nos acostamos, por miles de cosas que pasan todos los días, el se queda dormido y al día siguiente está listo para volver a su labor.
Cambia la fisionomía, el cabello, la piel, la forma de nuestro cuerpo, pero continúa viviendo.
No nos damos cuenta de estas transformaciones, solo después de pasar mucho tiempo lo vemos.
Pobre cuerpo ¡que carga inmensa tienes encima de ti!
¿Por qué, no nos gusta su apariencia?
En vez de pedir perdón por lo que le hicimos con nuestras desilusiones, cargando dentro de èl otras vidas, hacerlo trabajar hasta extenuarse, no alimentarlo como debíamos, obligándolo a seguir adelante, sin pensar si él puede, prensarlo con fajas, ropas apretadas y zapatos incómodos, obligarlo a aceptar medicinas, que, muchas veces, le hacen mal, solo nos quejamos de nuestra piel sin el brillo de la juventud.
De nuestras piernas, con sus pequeñas manchitas, de nuestro pecho sin la firmeza de antes, ¿cómo podemos ser tan crudos?
El Alma se alimenta con nuestro amor, no envejece, es eterna, siempre igual, no la vemos, por eso creemos que es así.
A mi cuerpo doy las gracias, le pido perdón y haré todo para que se sienta bien.
Mi cuerpo soy yo. Yo soy su vida, la vida somos los dos.