Policías de Zapatero

Basándose en los golpes que le propinaron a tres provocadores, pertinentemente grabados con teléfonos móviles, periódicos y periodistas de izquierda han lanzado una campaña contra los policías que protegieron a los jóvenes católicos del acoso de cristianófobos durante los cuatro días de estancia del Papa Benedicto XVI en Madrid.

Son periódicos afines al Gobierno. Atacan a su policía, pero sólo se ensañan con los subalternos, los agentes que golpearon a algunos “indignados” del 15M que persiguieron e incluso sometieron a sevicias sexuales a jóvenes e inofensivos creyentes.

Silencio sobre sus jefes superiores, Zapatero, y los subordinados del exministro Rubalcaba: la delegada del Gobierno, Dolores Carrión, y el ministro de Interior.

Imaginemos igual situación con Aznar o Rajoy como jefes del Gobierno, y los mismos diarios y periodistas titularían: “Vuelven los Grises de la dictadura”, “Brutalidad fascista gubernamental”, “Aznar/ Rajoy, como Franco”.

No hay denuncias, pues, contra los jefes, y se anuncia con trompetas que se inicia una investigación a los agentes por exigencia de Rubalcaba, cuando siempre debería ser de oficio.

Fue un anuncio de su segunda, la tatuada Elena Valenciano, que busca apoyo del 15M, especialmente de quienes acosaron a los seguidores del Papa, que persiguieron incluso a niños.

Y que provocaban a los policías, mientras los vigilaban con cámaras de teléfonos móviles para grabar su reacción.

Las imágenes que difundieron comienzan con los golpes de los agentes, por cierto sin ensañamiento que recuerde a los Grises, no cuando se inician las provocaciones, que ocultan cuidadosamente. Además, la ausencia de buen sonido impide conocer los diálogos entre policías y golpeados.

Cualquier periodista experimentado sabe que esta “telefonovigilancia” es un ensayo para las grandes algaradas ante un posible gobierno del PP.

Para entonces la policía sí será de Rajoy, el “criminal”, “matón”, “mala bestia”, como le llaman ahora a los policías individuales, evitando aplicarle iguales epítetos a su responsable, Rodríguez Zapatero, cuya incuria, a través de la Delegada del Gobierno, permitió que los cristianófobos agredieran a los católicos.