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El refugio del ermitaño: La soledad

martes, 16 de agosto de 2011
Sentirte humillado de niño puede convertirte en un adulto masoquista emocional

Los hombres solitarios tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, quizás el corazón se queja de no amar. Las mujeres son diferentes en cuanto a las relaciones sociales se entregan más, por eso duran más años. La definición más común de soledad es: carencia de compañía. Estar perdido cuando un ser querido desaparece de tu vida instala una orfandad en el alma y te hace sentir solo. Existen soledades no deseadas como: ser mayor y vivir solo, amas de casa ninguneadas por sus maridos, ser diferente por tener una orientación sexual no convencional, padecer una enfermedad o tener una incapacidad física. Hay soledades buscadas, en ciertos momentos sirve como reflexión hacia el ser interno. Aislarse socialmente, puede reflejar una percepción errónea del mundo que te rodea, afirmar sin base solida que no eres entendido o que te juzgan, intentando aparentar fortaleza y autosuficiencia bajo una gran timidez, para esconder tus inseguridades y miedos, esconde un problema que se da en muchos hombres que van de ermitaños.

Humillación en la Infancia
El gran sentimiento de culpa que muchos adultos padecen puede porvenir del sufrimiento vivido de pequeños y eso hará que se castiguen por todo. Someter a un hijo haciéndole creer que él no es digno de amor, insultándole, ofendiéndole delante de terceros coloca a un padre poderoso frente a un hijo lleno de vergüenza e inseguridades. En los 6 primeros años de vida se establecen las relaciones afectivas más importantes entre un hijo y sus progenitores. Padecer un exceso de control privando de libertad, con continuas frases, como; ¡no corras!, ¡estate quieto!, ¡no cantes!, ¡no llores o no te rías!, seguidas de humillaciones como; ¡mira como te ensuciaste!, ¡no vales para nada!, ¡eres un tonto…!, hace sentir a un niño como una mierda. No atenderlos cuando están enfermos, burlarse por cualquier cosa, compararlo y acomplejarlo físicamente son síntomas de un maltrato. Tratar a un hijo como un niño pequeño destruirá su imagen y lo hará sentirse deprimido, generando un odio hacia sus padres. La inseguridad hace que uno no se sienta querido, no tenga confianza en sí, sea hiperactivo o susceptible y tema tomar cualquier decisión o compromiso. Un hombre que se ha sentido humillado de niño tendrá la mirada triste y ojos grandes, querrá estar solo, no querrá salir de su refugio y le costará ver la luz y posibilidades favorables para ser feliz.

La máscara del Masoquista Emocional
Como consecuencia se volverá masoquista para preferir sufrir y pondrá una máscara para no ver ni sentir lo que han vivido, dando una imagen perfecta y fingiendo para los demás, rechazando el amor. No expresará lo que siente por temor a la vergüenza, queriendo huir siempre al mejor refugio: su casa. Su mente lo limita y se impone metas irreales. Cualquier mínima crítica por parte de los demás lo hará sentirse degradado como persona. No quiere prisas y huirá de improvisaciones, como improvisar es algo que no pueden controlar, eso le da terror. Se recompensa comiendo en exceso (bulimia), aunque no se da caprichos con dulces, si lo hace, se avergüenza y nunca lo hará delante de los demás. Carga con los problemas de su madre, queriendo agradarla siempre. Intentará humillar a los demás como hicieron de niño con él, justificándolo como una broma, ya que no comprenderá las reglas básicas del respeto. En realidad, teme la libertad que anhela. Para no sentirse rebajado ni que exista posibilidad de crítica en el trabajo será muy persistente. No conoce sus deseos y se reprime sexualmente, solo en el baile encuentra la forma de mostrar su sensualidad.

Cómo sanar las heridas
Si descubres tus heridas podrás aceptarte y disfrutar con libertad y plenitud de quién eres. Perdónate a ti mismo y a tus padres, liberando la culpa, cuando estás herido dañas y eso sucede porque pierdes el control que crees tener, y es por el sufrimiento interno. Alimenta tu cuerpo adecuadamente y el alma con amor. Reconoce tus valores propios y no los que heredaste de tus padres, separa ambas cosas. Mira lo importante que eres para quien te quiere y hazte cargo de tus necesidades y ajenas. Diferencia cuando eres tú mismo y cuando reaccionas con la máscara, solo así serás dueño de tu vida, en lugar que sean los temores quienes la dirijan. Amate tal como eres deja salir tu verdadera esencia, porque eres único, especial y muy lindo.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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