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La Ilustración fue fascista

viernes, 29 de julio de 2011

Un loco noruego asesinó a 76 personas evocando algunas ideas de la Ilustración, igual que hicieron los dirigentes del Terror en la Revolución Francesa, y ahora numerosos progresistas exigen el silencio del racionalismo porque criticar las religiones crea fascistas.

Hablemos, pues, de un filósofo fascista, como calificarían hoy algunos periódicos a quien hace 315 años fue quemado en efigie por la Inquisición española.

Es John Locke, que afirmaba que la religión es un asunto privado que no debe afectar a las relaciones sociales porque el hombre es libre de obedecer o no las órdenes divinas.

Tuvo suerte naciendo inglés. En España ardió su monigote por su “Ensayo sobre el entendimiento humano”.

Hoy sería lapidado en nombre de Alá y Mahoma en La Meca o Teherán, o degollado en algunos barrios de París, Londres, Ámsterdam, Estocolmo u Oslo: por impulsar el racionalismo y el liberalismo y por participar en la redacción de la Carta de Derechos británicos de 1689 que liberaba al hombre de la tutela de la religión.

Había estudiado a Galileo, Descartes, Spinoza, Newton, y a él lo seguirían Hume, Voltaire, Diderot, D’Alembert, la Enciclopedia Francesa, y todo ese grupo de fascistas, padres de la Ilustración, cuyas imágenes y obras quemaba la Inquisición.

Eran fachas por criticar la religión, por insultarla algunos, por negarla otros que gritaban su ateísmo, por ser librepensadores.

En Inglaterra o Francia podían publicar. En España, la Inquisición ejecutaba en 1826 a su última víctima, un deísta.

Esa Inquisición ha resucitado en Europa. Está en los medios informativos llamados progresistas que defienden el islam cual jihadistas verbales y escritos aprovechando que ese loco noruego mató noruegos para protestar contra esa religión.

Ahora, a toda persona que analiza el islam con visión ilustrada, como la Ilustración hizo con el cristianismo, le colocan el sambenito de fascista, racista o xenófoba.

Conclusión: racionalismo e Ilustración son fachas, ultraderechistas.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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