EL NORUEGO

    Va a cumplirse un año desde que un amigo me contó que otro común le había comentado que, a la vista de mis escritos me encontraba próximo a la ultraderecha.
   Hoy, como es habitual, leí un diario gallego –en galego, claro que para eso es el día de Santiago Matamoros, al que la leyenda atribuye su presencia en la batalla de Clavijo- para incultos e ignorantes exclusivamente- el que dio origen a la consigna “¡Santiago y cierra España!” al que se denominó primero, Patrón de las Españas; (ahí está el himno: “Santo Adalid, Patrón de las Españas, amigo del Señor…”), luego Patrón de España (dictadura) y hoy, descafeinado Santiago, “Día de Galicia”, a lo sumo, Patroncito de lo que queda España, excluidos BILDU, La Merced y, dentro de nada, San Fermín y la Virgen de la Esperanza, sino también la Macarena. Dentro de poco, de seguir así, será sólo Jaimito.
   En dicho diario, la noticia en primera era:
“O ultradereitista que causou a masacre de Oslo tiña unha teima con España”
“Nun extenso documento manifesta que Zapatero rendeuse ao Islam e que o Presidente Español chegou ao poder grazas a Al Qaida”.
   La noticia casi como que me descolocó, me surgió inmediata la pregunta: ¿estaré aproximándome al asesino de Oslo? Al menos, ¿ideológicamente?
Decididamente, me recoloqué de inmediato, hay que ser muy, pero muy…… para identificar a un asesino de masas, creo que se le podrá calificar de terrorista, como ultraderechista.
   El hecho de que cite a Zapatero y a otras gentes es otra historia porque no hace falta salir de España para leer toda una biblioteca que se puede formar con las antologías dedicadas al personajillo pero que sirva de tapadera el hecho de que diga lo que diga –que hasta que yo no lea no me creo nada- del “acusado” Presidente sirve para justificar que es un ultraderechista demuestra sólo o que el redactor es un ignorante o que es un maoista o un estalinista al uso.
   Por consiguiente para mí, en principio, y mientras no se demuestre lo contrario, periclitada la presunción de inocencia, -parece que se ha confesado autor material de los hechos-, es un terrorista, asesino de masas al que sólo, según se comenta, se le castigará a 21 años de cárcel según la filosofía buenista de la Social Democracia al uso en países de cultura cívica sedada cuando, conforme al Tribunal de la Haya sería condenado a cadena perpetua.
   Ahora, ¿era ultraderechista?, ¿era masón?, ¿era enemigo de Zapatero? (lógico si lo era de su propio gobierno), ¿era antiislamista?, ¿era racista?, ¿era….? lo que fuese. De todo ello, ¿qué primó para el arrebato? ¿Está en sus cabales? ¿Cuánto mentecato gobierna el mundo? Todos esos adjetivos, “motetes” y chorradas periodísticas, se meten en el …………..cajón de la mesa hasta que la sentencia defina móviles, causas y razones por las que ha actuado y por la que se va a condenar.
   Sr. periodista: ¿tendrá Ud. turmas para decir, si lo hubiese sido, un “ultraizquierdista”, etc.? ¿Lo dijo Ud. alguna vez, por ejemplo, del terrorista Carlos?
Y ¿por qué no le llama “nazi” o “facha” o “franquista” o “fascista” o “falangista”? Quizá porque ahora hay que satirizar –no sé a quién- porque si se refiere a Rajoy –Dios nos ampare- pero si es la expresión, un comodín que oponer al “amaralista” Rubalcaba.
   Espero que mi aproximación a la ultraderecha no me incluya, ni menos, me cobije bajo el manto de terroristas –tanto de derechas como de izquierdas, aunque se llamen ETA o BILDU-, de asesinos, ni periodistas de léxico equívoco e interesado. Yo no cobro más que a los clientes mis honorarios profesionales y que siempre que quieran pagar porque también hay de los otros. Y alguno de ultraderecha, pero esos no son terroristas, son morosos, informales, algunos avaros con un denominador común: cuanto menos cosas pague, más dinero tengo, aunque no lo disfrute. La avaricia es un pecado capital pero la calumnia y la mentira lo son mortales.