El pazo del dictador corrupto
Rodríguez, Xerardo - lunes, 18 de julio de 2011
Cambian los tiempos y cambian con ellos las voluntades.
Hace medio siglo todo el mundo iba a Sada a rendir pleitesía a un dictador, a Francisco Franco. En la actualidad, aquí, todo el mundo es antifranquista y quien puede visita su palacio de verano por mera curiosidad.
Porque ahora, gracias a ser declarado bien de interés cultural, sí se permite visitar, aunque con muchas restricciones, el más famoso de los pazos de la comarca de Sada.
Por el momento y según datos oficiales no llegan a las cinco mil las personas que han desfilado por Meirás, aunque las solicitudes se extienden a mucho más allá del verano del 2012.
Supuestamente, el pazo fue un regalo de la provincia de A Coruña al entonces Caudillo de España tras aquella cruel guerra, pero hay quien afirma que el palacio fue comprado con el dinero que se le descontó, obligatoriamente, a funcionarios y a cuantos tenían dependencia económica con cualquier administración, ya fuese por motivos laborales o empresariales.
Algún día la historia nos contará los verdaderos porqués de este regalo a Franco, que supongo tienen que ver con algún nombramiento de la época
Pero la realidad actual es que, mientras desde el ayuntamiento de Sada y otras instituciones se apuesta por la titularidad pública, el Pazo sigue siendo propiedad de la familia Franco. Por eso solo puede visitarse algunos días al mes y únicamente ciertas dependencias.
A pesar de ser tan famoso y de su aspecto medieval el edificio es de finales del siglo XIX y según su historia está construido sobre las ruinas de una fortaleza del siglo XVI, que había sido propiedad de los Patiño, señores de Bergondo. La fortaleza la destruyeron las tropas napoleónicas en la guerra de la Independencia.
Como veis, la suntuosa edificación se asocia desde siempre a la guerra
Lo más curioso del pazo, a mi entender, es su historia vinculada a Emilia Pardo Bazán, a la que llegó mediante herencia. A ella precisamente se debe la construcción del actual edificio.
Tras la muerte de la condesa y el trágico asesinato de su hijo Jaime, la viuda de este y la otra hija de la genial autora, lo donaron a la Compañía de Jesús, aunque los Jesuitas no aceptaron las condiciones de la donación vete a saber porqué.
Por eso se puso a la venta y las autoridades de A Coruña decidieron ofrecerlo a Franco como residencia veraniega.
Y Franco, claro, aceptó el regalito. Un regalito que convierte en pequeña corruptela algunos de los casos más sonados de los que en la actualidad encabezan los telediarios.
Es decir; que fuere cual fuere el método recaudatorio empleado por las autoridades coruñesas de la época, lo que queda claro es que Franco, además de un dictador, era también un corrupto
Y como nadie se atreve ya a poner en duda este hecho, la Justicia debiera actuar de oficio y obligar a su familia, cuando menos, a devolver al pueblo lo que el pueblo pagó
aunque solo fuere por sugerencia de la autoridad de la época.
galiciaunica.com

Rodríguez, Xerardo
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