Pepiño: un mediocre repartidor de pizzas

José Blanco nació en Palas de Rey, Lugo, en 1962. En 1978 con 16 años decide que su futuro está con los socialistas. Desde entonces sigo con atención su trayectoria. Blanquito –así era conocido- va trepando y llega a presidente de las Juventudes Socialistas de Galicia. Como estudiante no era ninguna lumbrera. Un profesor del Instituto amigo mío que lo tenía como alumno, me comentó más de una vez que lo consideraban “CORTO”. A la vez me regalaron varios exámenes del chico en los que se podía leer: “Las ERIDAS tras la guerra” o “Ellos BEVIAN de otras fuentes históricas”. A menudo se vio salpicado por escándalos con compañeros del PSOE. ¿Motivos? Dinero volador, envidias y ansias de poder.

Pepiño nunca consiguió ser alcalde de su pueblo ni pasar de primero de derecho. Pero como TREPA es único. Un tío sin carrera, sin cultura ni conocimientos, sin saber inglés y con un nivel intelectual bajo cero, llega a ministro. Da que pensar.

Una cosa es cierta. Pepiño miente más que habla. Para Lugo y Galicia este profesional de la política prometió lo que no está en los escritos. Siempre lo mismo pero nada de nada. Y eso de que el AVE volará en el 2015 está por ver. Más propaganda. El año pasado miembros del Gabinete de Obama lo sentenciaron: “No mira de frente. No es de fiar y miente”. Él se defendió públicamente: “Soy de fiar y nunca miento”.

Ni en Lugo ni en el resto de Galicia lo tragan y siempre suspende en las encuestas. En cualquier otro país democrático Pepiño no llegaría ni a repartidor de pizzas.