Mis disculpas, Pepe

Leí, no sin estupor, en diversos medios informativos, la carta abierta de mi buen amigo Pepe do Galicia, José Martínez Blanco, en la que nos comunica a los cofrades del Santísimo Cristo de la Piedad de Viveiro la situación, tan incómoda como ingrata, en que se encuentra como consecuencia de su expulsión como llevador del Paso en la procesión del Viernes Santo.

Yo, querido Pepe, ya llevo separado de la Semana Santa muchos años. De la Piedad y del Cristo dos de Fóra y de las que, como sabes, llegué a ser Hermano Mayor y Presidente de la gestora sucesivamente.

Como te conozco y sé mucho de tu fe cristiana, del respeto que te merece el Cristo y también de las miserias ajenas, como bien te decía Antonio Nores en carta abierta en el Heraldo, te ruego que antes de nada recibas mis disculpas como compañero cofrade, que ya no asiste a ninguna asamblea ni participa en nada.

No sabía que había una asamblea de llevadores y que eran ellos los que decidían las cosas. Pensaba que era la Junta Directiva y suponía que era ésta la que realmente mandaba. ¿Ya son tan democráticos o sólo actúan como Pilatos? Lo que no podía imaginarme era ese proceder y, en cambio, con situaciones mucho más escandalosas, las autoridades eclesiásticas, que son quienes en última instancia deben tomar las medidas, dan la callada o la ignorancia por respuesta, al menos de momento. Repito desconozco como funcionan ahora las cosas, pero a un viejo llevador no se nos engaña diciéndonos que por hacer una fotos te echan. Será el argumento falaz que utilizan, pero ¿será acaso que ahora quieren respetar la intimidad de los llevadores u obedece a que no se quiera saber que se bebe, se fuma y hasta se blasfema llevando el santo? Si no se pueden hacer fotos, supongo que la prohibición afectará a todos, incluidos los reporteros de la televisión. Tampoco puedo entender que, como nos das a entender en la carta, se te insulte. Te podía decir muchas cosas que pasan en algunas cofradías, pero la caridad cristiana, esa que se practica y se esconde en al intimidad de cada uno, me lo impide. Yo, en ciertas cosas relativas a la Semana Santa, ya intuía que iba a haber problemas porque veía, con todo el dolor del corazón, que cada día primaba más el folkclorismo a la piedad, la parafernalia a la caridad efectiva, en una palabra, que cada día se parece más al carnaval que a la didáctica misión evangélica. Y de esos polvos... De ahí mi alejamiento.

Supongo que por justicia rectificarán, pero no dejes que este y otros disgustos que son sólo la cosecha de tu carácter tan envidiable-fíjate en el adjetivo-menoscaben esa alegría que nos transmites, no sólo a tus cientos de amigos vivarienses, sino también a aquellos que gozan de la dicha de conocerte.
Yo, que me mantengo siempre fiel a tu amistad y a tu buen hacer en este y otros aspectos de la vida vivariense, te prometo que rezaré ante el Santo Cristo y el Sagrado Corazón por tu dolor.