Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Tiempos de bula en Cuaresma

miércoles, 16 de marzo de 2011
Tiempos de bula en Cuaresma Atrás quedaba en Verin el remate de los carnavales con el sábado de Piñata y el miércoles de ceniza, rito que se mantiene para recordarnos el oficiante que "somos polvo y en polvo nos convertiremos" iniciándose en el ciclo el tiempo de cuaresma con bula para gozar de los privilegios que conllevaba en los ayunos y abstinencias no solo en la Villa del Tamega al mantenerse la costumbre de adquirirla por los feligreses de todo el país.

Recordaremos aquellos años lejanos cuando la Cuaresma consistía en la preparación de la Pascua mediante el recuerdo del bautismo y la penitencia, predicando que Cristo con su amor vencía el mal.

Los templos de la Parroquia y la Merced y la Capilla del Asilo se cubrían los altares con lienzos morados e incluso se ocultaba la figura del crucifijo y los sacerdotes usaban casulla morada.

Posiblemente muchos recuerden que la Iglesia distribuía a los feligreses aquel documento conocido como "Bula de la Santa Cruzada", ya que era un tributo secular para sostener las expediciones de los cruzados frente a los infieles, que a los jóvenes de los años cuarenta en Verín se nos interesaba algo anacrónico.

Entre papeles y apuntes conservamos una de aquellas bulas de posguerra
retirada en la sacristía de la Parroquial, documento curioso, que encabezaban dos sellos con inscripción latina con la firma y rúbrica del Cardenal Primado de Toledo y el espacio reservado para quien podía gozar de los privilegios de ayuno y abstinencia y los entonces estudiantes, al igual que las amas de casa el precio de la Bula era de una peseta y el cabeza de familia, según sus ingresos oscilaba entre las cinco y diez pesetas, cantidades destinadas, no ya para combatir infieles ,aunque figurase de la "Santa Cruzada", ya que el importe era para sostenimiento del culto y obras asistenciales de la Iglesia.

Los beneficios que recordaran nuestras abuelas consistían en la dispensa de ayunos y abstinencia en días de vigilia, cuarenta jornadas de abstinencia y 24 de ayuno, con la prohibición de consumir carne durante los viernes de vigilia durante el periodo cuaresmal.

Una vez mas nos recreamos con estas costumbres de un pasado no tan lejano, quizá olvidado por quienes siguen estos relatos que no dejan de ser parte de la pequeña historia de las costumbres de antaño que al paso de los años se pedieron y sufrieron cambios rituales a raíz del Concilio Vaticano.

Por nuestra parte en nuestra condición de fiel practicante, aferrado a esas tradiciones, confesamos que respetamos, ya sin bula, la costumbre de los viernes de vigilia que nos permite recordar los cocidos de la gastronomía verinense, que nos servia la magnifica cocina del Lugano en los pasados carnavales.

No olvidamos que estamos en tiempo de Cuaresma y son días para la reflexión y la meditación, respetando, como no podía ser de otra manera, aquellos que no mantienen estas tradiciones, recordando que somos polvo que consumirá la tierra.

Los diezmos y primicias con la Bula ya son historia de aquellas obligaciones que conocieron y practicaron nuestros abuelos en busca de indulgencias para la salvacion del alma en su camino al Purgatorio. La sociedad evolucionó por otros derroteros distintos a las normas tridentinas, que, con el transcurso de los años, quedaron eliminadas.
Nieves, Joaquín
Nieves, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES